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Laia, con sus pinturas; Cecília, con sus esculturas; y Boris, con sus fotografías, invaden el curioso espacio que forma Els Porxos de la Jonquera, y hacen de él un paisaje visual en el que usan diferentes idiomas para reflexionar sobre un mismo concepto: el proceso de la creación artística, que entronca a un tiempo con el desarrollo vital, con el inicio y el fin. Coronando cada uno de los espacios plásticos, cada uno de esos momentos, un haikú de mi adorada amiga Mireia (como las tengo a pares, y por aquí no uso eso de los apellidos, diré que es “la de siempre”, a diferencia de la otra, “la nueva”, que es a su vez la juerguista soltera que comparte conmigo no pocas noches de salidas, risas y pocos haikús).
Os pongo aquí alguna foto de la exposición y reproduzco alguno de los delicados haikús de Mireia.
Os pongo aquí alguna foto de la exposición y reproduzco alguno de los delicados haikús de Mireia.
_____________________ ESPACIO NACIMIENTO ________________
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Callada, por fin,
bajo las mantas.
Una sombra de primavera.
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ESPACIO
ÁRBOLES
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Esperando la caída.
La rigidez de los troncos
no los salva de la cruz.
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3 comentarios:
Me ha encantado.
Sal en la herida, pero no escuece.
Yo tampoco me salvo.
Me alegro de que te hayan gustado, Stalker. El espacio de Nacimiento me impacta mucho, y el haikú del espacio de los Árboles me parece redondo. Su rigidez no los salva de la cruz. La cruz que los marca. La cruz que marca también nuestra civilización, y que tiene su corazón hecho de madera... No sé si Mireia lo pretendió al escribirlo, pero me recuerda a la duplicidad de significados propia de los haikús de la que hablabas (magníficamente) en tu blog.
Un abrazo
¡Qué bonito, qué bonito! Qué bonito todo, qué sorprendente, y sí, un poquito de sal como dice Stalker, pero las cosas bellan duelen siempre un poco, porque nos conectan con esa parte sensible, sin máscaras, sin protecciones al uso.
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