La semana de Mariel Manrique: desvelando Andrómeda



Detesto los días de lluvia, porque los cristales entelados son prisión para que alcance el mundo calmo a través de las ventanas de mi autobús. Pudiera muy bien sentirme encerrada, condenada.


Pero desde su llegada a mi ciudad, atesoro a Andrómeda en mi bolso; reposa para ayudarme a andar, para ser apoyo de un eventual avance. Hacia adentro. Como todos los grandes. Hacia atrás, como los imprescindibles.

Andrómeda no es una galaxia ni una constelación. No es un personaje mitológico. Ni tan sólo un libro de poemas. O quizás sea todo eso. Una enorme constelación en la que habita la galaxia espiral Andrómeda, que se acerca a la Vía Láctea, y con la que acabará por fusionarse para formar una mucho mayor. El personaje que consiguió deshacerse de sus cadenas por amor. También el libro, los poemas, la vida que bulle, lo que nos cuenta al oído.



Abro la página que indica mi lápiz revelador, y el mundo se calla, como dormido. Respeta.

Parecen letras o palabras. Puede que los que me miran piensen que se trata únicamente de un libro de poesía. Pero Andrómeda es mucho más: sobre todo cuenta secretos.



Secretos incandescentes, como los de Luz, que descubre los diamantes que se esconden entre las piedras.

“Imagínate piedras rescatadas a los pies de un puente o de una fuente,/ donde la gente pasa sin mirarlas.” Salvo Luz, que las reconoce y las atesora, en el fondo secreto de un armario, en un bolsillo (derecho, de un disfraz de heroína de cuento). “Luz no necesita objetos psicodélicos/ sino pedestres objetos cotidianos. (…) Que convierte las piedras en diamantes / que solo ella puede ver. Los demás están ciegos. (…) Quién tuviera las nanas que se sanan / con las piedras de Luz. (…) Para acceder, sin contraseña ni permiso,/ al corazón elemental de las cosas,/ a lo que persiste, resiste y persevera/ en el costado real del paraíso.”
(de Los tesoros ocultos de Lucy in the Sky with Diamonds)

Secretos que enriquecen a quien los posea, como el cofre del infinito tesoro que esconde el taxista en su guantera. Secretos quizás mínimos, como las declaraciones en silencio de las jirafas (cuyo misterioso reloj no marca las horas si no son serenas).

Secretos que sólo pueden contarse muy a ras de suelo. Descalzo, para notar cuándo la tierra siente frío y los gusanos hambre. Secretos a voces, como las hierbas de los márgenes de todos los caminos, cuya elevada misión secreta bien pudiera ser conseguir vivir sin ser vistas.

“Nacen, crecen y se abren en los baldíos, donde nadie las ve./ Pero vendrán para existir al margen,/ sujetas al azar despiadado de la meteorología./ Pido viento a favor, agua cuando haya sed y piedad desde el cielo.”
(de Especies lúmpenes)

Secretos medulares, como el de la estructura elemental de un cuerpo, la recatada fortaleza ósea ante la prepotencia del acero. Secretos identitarios, como de hueso ante acero.

“Sobre mis huesos tallo la marca indeclinable de mis convicciones/ y dibujo el mapa indomable de mis deseos. (…) Son mi humilde y exquisita arquitectura,/ invisible inclusive a mí misma./ Huesos como flechas que fijan una inmodificable trayectoria,/ como una catedral reducida/ a su mínima e imprescindible identidad.”
(De El hueso es cinco veces más fuerte que el acero)

O, no podía ser de otra manera, secretos salvadores, como el de la sabiduría intemporal que esconde la mirada del amigo animal, que salva, que esclarece, en idiomas ocultos, cuando se la necesita.

“Me han ayudado a perder los hijos que no tuve/ y a aceptar los que nunca tendré.” Secretos, claro, de sabiduría intemporal: “Sus ojos trazan la curva/ desde el presente hasta el origen de los tiempos/ y responden los interrogantes bíblicos/ negando la traducción de esa respuesta.”
(De Estar a salvo)

Esos ojos amigos. Pudiera decirse de ellos que son “puros como lunas no contaminadas.” (de Las múltiples vidas de Kurt Cobain).

Los secretos, lo mínimo, lo apenas existente, se me cuelan entre los dedos que sostienen Andrómeda, y sospecho de ellos que quieren sacar a pasear las lunas de mis ojos. Quizás por eso se humedecen cada tanto. Quieren arrastrarme, animal como –también- soy, por elección y por condena, para que cuente en idiomas intraducibles. Por ello soy incapaz de no callar, mientras toco –acaricio- esas páginas.

Cuenta secretos Andrómeda, y provoca grandes torrentes de estrellas; brillan desde entonces los hematíes; habita una constelación en el reservorio hepático; y se cuela en el diminuto orificio lagrimal la gigante mirada ancestral de la infancia.

Si obedezco a mi lápiz y abro una página, se elevan mis pies por encima del suelo. El mundo, el desaparecido, puede verme flotar desde su debajo, desde su espacio de naturaleza claramente podal. Yo floto asida a las estrellas. Había de ser Pájaro.

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De esa forma de mirar y contagiar miradas surge todo lo aún posible –incluso lo increíble, lo inadmisible, lo irrealizable- . Las caras B de todos los discos, los otros lados, los reversos. El mundo sin héroes. Sin convencionalismos y sin la obstinación por lo conveniente. Surge la firmeza de la zarpa del B-side, el vigor sorprendente de las Rarities.


B-Side & Rarities (fragmento)



Esta es la hora de la madrugada insomne


en la que Caperucita se come al lobo a lentos mordiscones


y andan sueltas las bestias por el bosque arrasado.


La Bella Durmiente vacía los frascos de somníferos


y ninguno hace efecto.


Blancanieves no soporta más a los enanos.


Los insulta, los desprecia y los encierra a los siete en el mismo cuarto,


con candado y a oscuras.


Hansel y Gretel no encuentran el camino de regreso a casa.


Hansel desconfía de Gretel y Gretel le miente a Hansel.


Las paredes de pan y las ventanas de azúcar están envenenadas.


El zapato de cristal de Cenicienta es de segunda calidad


y se astilla y lastima y el pie sangra.


Esta es la hora del eclipse lunar. La hora de la sed.


Peter Pan se resiste a crecer y languidece en el País del Nunca Jamás.


La sirenita se muerde la cola y se ahoga en el mar.


Y no hay príncipes. Ni brujas.


Solo yo misma, pero del otro lado.


Es la hora del reverso ignorado y el castillo quemándose por dentro.


La hora de los puentes cortados y los dragones escupiendo fuego.


El patito feo nace y muere patito feo.


No hay hermosura oculta, diferida o ansiada.


Solo yo misma, desencadenada.


Ay, si alguien me enviara esas rosas, para no darles agua.


Si alguien me enviara esa carta, para romperla sin haberla leído.


Si alguien se entregara a mí, para traicionarlo.


Si alguien me hiciera una promesa, para no escucharla.


Es la hora en que asoma todo lo que hubiera elegido para ser castigada.


No es el mundo al revés. Es solo mi revés, descontrolado.


El inadvertido, el desapercibido, el subestimado.


Es la hora del suicidio implícito, obstinadamente ejecutado.




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Tras quedarse en harapos el alma, una sale de Andrómeda sabiendo que ha accedido, "sin contraseña ni permiso,/ al corazón elemental de las cosas,/ a lo que persiste, resiste y persevera/ en el costado real del paraíso.”


Gracias, claro, a Mariel, ese Pájaro de China que monta en sus alas a todo el que quiera acompañarla en el vuelo.

Y gracias, también, muchas, a M.Jesús, desde ese mágico Paradela, que hace los corazones grandes y las ideas amigas. Gracias por estar en el origen, por trabajar duramente para coordinar esta semana mágica, por hacernos llegar Andrómeda y –sospecho- por tener también esos ojos puros como lunas.




Gracias también a los compañeros de fatigas de esta semana, por su empeño, por su paciencia con mi falta de tiempo, por rescatar otras andrómedas de Andrómeda, y por ofrecer otras visiones desde sus casas:







Dilaida / Groucho




Se acaba la semana de Mariel, pero ella se queda. Sus poemas, releíbles para alcanzar nuevos secretos. Su blog, inagotable, potente e inspirador.

Y ahora me voy yo, con la semana, que me he acostumbrado demasiado a mirar estrellas...
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Los yonkis de la Bayer, el Papa cocainómano y otras perlitas

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Parece una broma de mal gusto. Una manipulación extrema de alguien que le tuviera manía a algún laboratorio farmacéutico. Pero no es nada de eso: simplemente, así se consideraban las drogas hace un siglo. Puede que no tuvieran conciencia de que se trataba de drogas. O puede que sea el hombre actual el que recubre de prejuicios determinadas sustancias que, de no permanecer en la clandestinidad, no serían mucho más graves que, por decir algo, un vaso de coñac o un atracón de chocolate. No soy quién para determinar qué es bueno o deja de serlo; es más, no tengo el menor interés en determinar nada parecido. Pero hoy traigo algunas “perlas” que, cuanto menos, hacen que nos planteemos hasta qué punto la mayoría de las cosas son relativas.




En 1890, muy poco después de sacar al mercado la archifamosa Aspirina, la Bayer descubrió un jarabe de extraordinarias propiedades.




Administrado durante todo el invierno, el Jarabe Bayer de Heroína protegía de las enfermedades propias de la estación. Probablemente por este motivo, el jarabe se promocionaba especialmente para los más susceptibles de la casa: los niños.
 


 
Pero, claro, los niños desde siempre que se empeñan en coleccionar enfermedades varias, así que, además de la heroína había que inventar otra serie de medicamentos. Así, descubrieron que un poquito de cocaína iba de película para que se les pasara el dolor de los dientes. No hará falta recordar a qué edades tan tempranas les salen los dientes a los pequeños, ¿verdad? Ni a qué edad los cambian... Así de plácidos juegan los niños a los que no les molesta la dentadura:
 
 

 
Pero también hay que pensar en los sufridos padres de niños inquietos. Los hay moviditos desde el principio, por eso algún científico brillante ideó una medicación ideal para los niños desde recién nacidos: una estupenda mezcla a base de opio y alcohol de 46º. Y por si fuera poca la ventaja de 'tumbar' a cualquier pequeño, variando la posología podía aplacar a cualquier adulto nerviosillo.
 


Pronto salió la competencia: una composición prácticamente idéntica era el remedio perfecto para el asma, la bronquitis, la tos... Y si no curaba el mal, creo yo que ayudaría a pasar el mal trago más felizmente.




Las propiedades de esos productos casi mágicos eran inagotables. Aquí tenemos un maravilloso anuncio en que se anuncia la cocaína como anestésico, antiséptico, útil para las afecciones de garganta... Por ello, al pie, se dice que es imprescindible para cantantes, profesores, oradores y demás público con cuerdas vocales muy trabajadoras.



Probablemente, buena parte de los que usaran la cocaína para su garganta utilizaran también este delicado inhalador: nada menos que a base de anfetaminas. Me juego lo que sea a que los otorrinolaringólogos de la época eran los médicos más buscados...




Visto lo visto, no es de extrañar que en este fantástico regalo promocional, la gigante farmacéutica Boehringer presumiera de ser la mayor fabricante de quinina y cocaína del mundo.



Pero no todo eran aplicaciones farmacéuticas. Pronto le descubrieron también funciones más próximas al ocio. Un ejemplo de ello era el Elixir Buton de coca.




Cuando se les ocurrió unir una de esas sustancias de propiedades prodigiosas con vino, ya fue el rien ne va plus. Se tomaban su vinito, mientras que, como se lee en el siguiente anuncio, recuperaban fuerzas o curaban cualquier enfermedad nerviosa. No se podía pedir más.



De esta época, y de la combinación de vino y cocaína, salieron algunos anuncios increíbles y una multitud de aperitivos revitalizantes distintos:










Pero, sin ninguna duda, de entre todos los vinos de coca, el que era más famoso con diferencia era el Vin Mariani. Probablemente tenía una buena distribución, y también influían sus llamativos anuncios (probablemente, alguno de ellos radical y escandaloso en aquel momento).






Pero lo que hizo que el Vin Mariani cobrara tantísima fama fue la afición que le cogió enseguida el Papa León XIII.




El Papa le escribió una carta entusiasmado y agradecido al señor Mariani. Confesaba llevar siempre consigo un frasco con su vino de coca, y contaba hasta qué punto le había ayudado a recuperar fuerzas. Así las cosas, algo más tarde le concedió la medalla de oro.




Así pues, además de tratar de acercaros esta curiosidad, que a mí, desde luego, me impresionó bastante, creo que es bueno recordar que puede que las grandes verdades que esgrimimos hoy, la historia se ocupe de negarlas mañana o el siglo que viene. Y, obviamente, cabe también recordar que, porque un producto se venda en la farmacia o lo recete un médico, no es necesariamente inocuo.
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Espiando la poesía: pequeños poemas exquisitos I

fotografía: Álex Jiménez
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Hace ya unos meses, en una extraña noche de insomnio -en que una acostumbra a pensar, llamémosle así, en términos algo estrambóticos-, tuve la brillante idea de añadirle al Cajón una 'máquina poética': un fascinante gadget que une más o menos aleatoriamente pequeños fragmentos de diversas obras.
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La cosa viene de ese espíritu de admiración mágica hacia las cosas aleatorias pero con sentido, como es el caso de muchas de las ocasiones en que a una le hacen introducir palabras de verificación para dejar comentarios en blogs ajenos, y resulta en un magnífico resumen 'sobrenatural'. Unir magia y poesía, en mi insomnio, me parecía lo más, así que descubro el gadget y lo incluyo entusiasmada, en espera de poder ver cómo la poesía se hace por sí sola.
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De acuerdo, admitamos que en plena vigilia no es exactamente como descubrir a Merlín el Encantador en su faceta Neruda. Pero que se descubren cosas curiosas, pues sí. Hoy os pongo algunas, a ver qué os parecen...
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Hasta hacerte poema,
mi aburrimiento
era.


***


En la ventanilla,
la sombra de una nube
se soñó
un ataque de tos que se ahogaba
carente de voluntad.


***

La melancolía de la tarde
se puso
para después de los cuarenta.


***


Con sobrehumano esfuerzo,
he soñado.


***


Con encono, quizá con asombro, o con lástima,
he malgastado
el tacto de tu piel.


***


Por la costumbre de hacerlo,
vislumbro
la rareza de las cosas.
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Derinkuyu -poder asomarse a la tierra-

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De Capadocia, la famosa región turca de Anatolia central, habría miles de lugares de los que hablar. Pero hoy, en este Escapadas, me voy a centrar en uno solo: Derinkuyu.


En 1963, un habitante de la ciudad, en una de esas casas parcialmente excavadas de la Capadocia, al hacer unas obras para ampliar una habitación se encontró una habitación contigua que desconocía. Y luego otra. Y otra más. Y así fue cómo se descubrió una gran, enorme, ciudad subterránea.


Los arqueólogos, que en esa zona tienen un tremendo faenón, se pusieron a cavar por aquellos entonces, y aún no han acabado. Llevan unos 40 metros excavados en lo que suponen unos 20 niveles de profundidad, y sospechan que la ciudad pudiera tener unos 85 metros; es decir, más del doble de lo descubierto.

Han encontrado toda suerte de estancias en la ciudad. Habitaciones, naturalmente, pero también establos, cocinas, comedores, prensas para el vino y bodegas para su almacenamiento, tiendas de víveres e incluso un bar. También en su interior hay una iglesia: espectacular, con más de tres metros de altura.






La ciudad contaba con un río subterráneo, y se han encontrado pozos de agua. Pero lo que más ha asombrado, sobre todo a los expertos en ingeniería, es el sofisticado sistema de ventilación, con hasta ahora unos 52 pozos descubiertos, que facilitan –doy fe que incluso en los pisos más profundos (de los accesibles por el público, al menos) el aire no se encuentra enrarecido.

Entre sus laberínticas galerías se pueden encontrar tres puntos estratégicos en los que se estrecha el paso y éste se puede barrar mediante unas enormes ruedas, de unos 500 kilos de peso, y que protegían a sus habitantes –por ahora, parece que más de 10.000 de los habituales intentos de invasión de la zona.




Imagen superior: el que fuera el "bar" de Derinkuyu. Imagen inferior:
una de las pesadas ruedas para impedir el paso a los atacantes.


Aunque se cree que el primer nivel de Derinkuyu pudo ser construido por los hititas, sobre el año 1400 a.C., también acabaron por utilizarlo otros pueblos, incluidos los primeros cristianos. Una antigua carretera de unos 8 km de largo, también subterránea, probablemente permitía a éstos alcanzar la ciudad de Kaymaklı, también bajo tierra. Como sendos hormigueros vecinos y bien avenidos.

Iglesia de Derinkuyu.

Pero lo que más me gusta de Derinkuyu es que es una de esas pocas ciudades en las que, en lugar de prepararse para la guerra, puesto que eran continuamente asediados, decidieron prepararse para poder ignorar a los atacantes y seguir viviendo tranquilos.

Para sacarse el sombrero, ¿no?

Pareciera que la tierra sólo quisiera en sus proximidades las almas más limpias.

Habitantes de Derinkuyu, limpios.

Hormigas.

Nuestros muertos.

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Hernández: mi regalo de Reyes

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(piticliiiin)


- ¿sí?

- Hola, ¿Susana?

- Sí, soy yo. ¿Quién es?

- Le llamamos de la oficina de Oriente, le paso con sus Majestades los Reyes Magos.

- Joer.

- ¿Susana? Soy Melchor…

- ¡Qué fuerte! ¿Llamáis por las reclamaciones de la carta del año pasado?

- Pues no, no exactamente.

- Ah, que lleváis retraso: ¿de la carta del año anterior?

- Que no, que tampoco…

- ¿Pues entonces por cuál? Que ya he perdido la cuenta…

- No nos seas pesadita, que ya tendrías que saberlo: te podemos traer un tren eléctrico o convertir las cenizas en incienso, pero para lo de la paz del mundo, para que se acabe el hambre y esas cosas, tienes que escribir a los santos milagreros, ¡que nosotros sólo somos magos!

- No, si santa Rita, la de los imposibles, ya tiene un arsenal de peticiones, pero también me da largas…

- Ya, ya nos lo dijo en la cena de Navidad que tuvimos en el trabajo.

- ¡Qué fuerte! ¿Estaba Papá Noel también?

- No: ése pasa porque siempre bebemos vino y le da mal rollito que no haya coca-cola.

- Qué intransigencias, hay que ver… así hace esa pinta poco saludable, de candidato a infarto.
- Bueno, dejemos el tema, que nosotros te llamamos porque nos tienes hartos.

-
¿Yo????? Pero bueno, ¿¿esto qué es?? A ver, pásame con Gaspar…


(voces: si estamos con el manos libres, bonita; Nosotros SÍ nos ponemos de acuerdo!)
- Ah, perdón, es que no os hacía tan modernos

- Que tengamos que hacer el numerito de los camellos para vosotros no significa que no estemos al día. / Pues claro, que cada aparato nuevo que nos piden lo probamos nosotros: una especie de control de calidad.

- Jolín, qué día de sorpresas…

- A lo que íbamos, que este año no hemos aguantado ya más…


- ¿Es que he sido mala?

- No del todo. No se puede decir que seas mala persona, la verdad. Es más, con tu hijita eres todo lo buena que dios te da a entender.

- Bueno, ¿ahora hablamos de dios??? , ¿¿es que lo tenemos que meter a él también??

- Querida, somos un consorcio. Es lo que hay.
- Buf, me callo. Sólo espero que no hagáis un ERE, que la gente está muy necesitada este año…

- No, si ya… Que somos magos, oyes.

- Perdón, claro, claro. Seguid, que no he dicho nada.

- Pues eso, que no eres mala persona, pero llevamos siglos oyéndote lo de tus deseos imposibles, así que hace mucho que te quedas sin regalos.

- Eso, y queremos sugerirte que este año, a ver si en lugar de lo del hambre puedes pedir una licuadora, como todo el mundo…

- Si en lugar de lo de las guerras, que está muuuy complicado (hemos hecho una prospección de mercado y… uf), no querrías una lavadora, que la tuya hace tiempo que chirría peligrosamente…

- ¡¡Pero esto es una vergüenza!!

- No te pongas chula que hemos visto cómo despotricabas contra la monarquía, a ver si te ofrecemos sólo una lata de anchoas.

- Pero es que esas cosillas no son lo mío! Ofrecedme algo más, ¿no?

- ¡De eso nada!Déjala que hable.A veeeer, ¿qué quieres?

-
¿Podría ser al menos que se acabaran las dictaduras?

Ya os lo decía yo: mejor un mail con nuestra resolución y fuera.

Espera, dale una oportunidad.—Susana, hija, eso tampoco puede ser, queda fuera de nuestro alcance.
- Vaya por dios (este… pedidle perdón a vuestro socio, que me ha salido sin querer). ¿Podría ser que el PP dejara de mentir?

- (¿Será bruta?)- No, hija, eso sería tanto como pedirnos que desapareciera, y ellos, los que nos piden que tenga más fuerza, que la gente se trague sus mentiras, son mayoría y además tienen un cierto enchufe en otro departamento.

- Jo, pues vaya… Yo pensaba que dios no les iba a hacer ni caso, por malos.

- No, si no es él, es del departamento de compras, que como son los mejores clientes y han canonizado a unos cuantos de los suyos, pues… ya sabes cómo van estas cosas.

- ¿Qué se acaben las torturas?

- No.

- ¿Qué las grandes empresas empiecen a ser justas?

- Imposible.

- ¿Que los gobiernos hagan políticas limpias?

- Ni hablar.

- (silencio estilo cortaplumas)

- Bueno, pues ya me diréis, entonces…

- Querida, igual no lo has notado, pero hace años que, como no podemos traerte todas esas cosas del todo imposibles que pides, te regalamos amistad: personas excepcionales; sensibles, inteligentes, muchas de ellas escriben fantásticamente bien, personas que te rodean, te enseñan y hacen que tu vida sea más feliz.

- Ay, ¡¡eso sí!! ¿Es gracias a vosotros? Ya no podré criticaros más… ¡hay que ver qué maravilla de amigos tengo!

- También, que lo sepas, te hemos concedido otra cosa: capacidad para emocionarte ante la buena literatura y ante casi toda la buena música.

- ¿Cómo? Pero si la literatura me gusta desde que me regalaron las Rimas de Bécquer, como a los 7 añitos. Y la música, uuuufff, ¡¡creo que desde siempre!!


- Exactamente.


- ¿Entonces…?


- Sí, nosotros. Figúrate: aún eras virgen. (Scchhht, dijimos que nada de reproches a su moralidad tan ‘personal’; Que no, coñe, que era una referencia temporal nada más; Sin tonterías, que esta noche te quito la PlayStation.- Glups. Bueeeno).


- Increíble. Y, entonces, ¿qué proponéis regalarme a cambio de mis habituales cartas?


- Hemos pensado que lo mejor era mantenerte rodeada de grandes inmensas personas y, además, hacerte partícipe de una buena muestra colectiva que tiene, además, que ver, con tu amor a la literatura y por tu admiración a las personas valientes.


- Ay, lo de las grandes personas síiiii, pliiiiissss. Haced además que sepan que las quiero tanto, que las valoro como nadie, que son tan importantes para mí… ¿Y eso otro, la “muestra colectiva”?


- Tema “grandes personas” chaaaaaaaan, concedido!!Por supuesto.Eso, ahora ya saben cómo las aprecias: en cuanto lean esto se sabrán admiradas, queridas y necesarias para ti.


- Bueno, eso me alivia un poco ya…


- En cuanto a la “muestra colectiva”, te regalamos un importantísimo regalo: un poema de Miguel Hernández, para que homenajees su figura junto a buena parte de esas personas que tanto admiras…


- ¡Caramba! Cómo os lo agradezco… ¿Miguel Hernández, el que fuera cabrero y estudió cuanto pudo con grandes dificultades y mucha fuerza de voluntad? (a ver si le habéis puesto un nombre que puede llegar a ser tan común a uno de vuestros camellos y me quedo yo compuesta...)


- ¡Y sin novio! Sí, ya lo sabemos. Pero el Hernández por Oriente no se estila mucho... (jijiji).-- Que te calles-- Sí, el que resistió hasta el fin del lado del gobierno derrocado por Franco.


- ¿Una república, para más señales?


- (Gggrrrr.Aguanta, Gaspar, que por una vez que hablamos con ella−).

- No, si va a resultar que sois magos y, además, geniales.


- (sonrisas tan grandes que hacen hasta ruido: clink pataclak plussskk)


- (¡Jiji, te dije que al final caería! Scchhtttt, baja la voz.)

- Bueeeeno, este… gracias.

-
Que sepas que además tu Reina –otro pedazo de regalo nuestro te ha encargado unos pendientes en la tienda del todo a cien, que te hacen juego con los del año pasado.

- Para que dejes de decir que no te concedemos regalos. Que de mágicos nada. Que todos los reyes somos iguales y blablabla.


- Vaaaaale. Sólo pongo una condición.


- (Vas a ver tú). ¿Cuál, si se puede saber?


- Poder seguir leyendo MI poema de Miguel Hernández por más días y seguir tan magníficamente acompañada hasta mi próxima carta por lo menos…


- (el año que viene por SMS, que tiene menos sitio para pedir; pobre, si es que lo del hambre no lo solucionaremos en tres mil millones de años, ¿qué más da?Tú verás, pero con ésta, como quedes en contestar a su carta por SMS, nos quedamos sin saldo.-- ¿Entonces? ¿decimos que sí y ya está?Venga.—Dale.—


- CONCE DI DO ¡!!





Sigo en la sombra, lleno de luz; ¿existe el día?
¿Esto es mi tumba o es mi bóveda materna?

Pasa el latido contra mi piel como una fría

losa que germinara caliente, roja, tierna.

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Es posible que no haya nacido todavía,

o que haya muerto siempre. La sombra me gobierna.

Si esto es vivir, morir no sé yo qué sería,

ni sé lo que persigo con ansia tan eterna.

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Encadenado a un traje, parece que persigo

desnudarme, librarme de aquello que no puede
ser yo y hace turbia y ausente la mirada.
.
Pero la tela negra, distante, va conmigo

sombra con sombra, contra la sombra hasta que ruede

a la desnuda vida creciente de la nada.
.

Miguel Hernández
.
(Por la memoria de uno de aquellos grandes que nos arrancó la dictadura. Para que nunca se pervierta el sentido de su obra ni de su vida.)

* * *


Dijo de él Pablo Neruda:



Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!


(P.D. Feliz mágica jornada a todos!! En especial, a todos los que hace años que deseáis "milagros" casi imposibles, a todos los que hacéis que mi vida y hasta el mundo sea mucho mejor, y a todos los que os habéis sumado a la causa M.Hernández.).