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(Los personajes de esta historia me vinieron a llamar. Como un pre-feto a su candidata a madre, digamos. Los tengo aquí, delante mismo, los veo claramente, y dudo sobre por dónde quieren continuar. Qué insulsas me parecen sus historias, las cuente como las cuente. Vienen a verme, y no me dicen para qué. Bonito egoísmo el suyo. A veces pienso que jamás encontraré una historia contable (lógicamente, de contar como sinónimo de narrar, y no como el de hacer cuentas, que es aún más letárgico).
Uno de los máximos exponentes de mi admiración literaria es, como es bien sabido, el grandísimo Vila-Matas. Pues bien, se me ha ocurrido que él es tan meta-literario, con esos personajes sin apenas historias −fuera de sus hazañas literarias− porque a él (como a mí, jeje) se le quedan pequeñas todas las historias. No las personas. Los personajes. O la mezcla de ambos que deambulen por las cabezas literarias. Sólo sus historias.
¿Pequeñas historias comunes? Puff. ¿Grandes acontecimientos vitales? ¿Para qué? Si lo que me atrae es lo que tienen ellos en el corte sagital en que los tomo. En todo caso, quisiera resumir todo aquello que no me interesa de sus aventuras biográficas en una o dos frases. Por ejemplo:
Uno de los máximos exponentes de mi admiración literaria es, como es bien sabido, el grandísimo Vila-Matas. Pues bien, se me ha ocurrido que él es tan meta-literario, con esos personajes sin apenas historias −fuera de sus hazañas literarias− porque a él (como a mí, jeje) se le quedan pequeñas todas las historias. No las personas. Los personajes. O la mezcla de ambos que deambulen por las cabezas literarias. Sólo sus historias.
¿Pequeñas historias comunes? Puff. ¿Grandes acontecimientos vitales? ¿Para qué? Si lo que me atrae es lo que tienen ellos en el corte sagital en que los tomo. En todo caso, quisiera resumir todo aquello que no me interesa de sus aventuras biográficas en una o dos frases. Por ejemplo:
- Él se convirtió rápidamente en el chico de los viernes, y de ahí, no se sabe cómo, y a quién le importa, se casaron o similares, y ambos fueron soportablemente felices y a ratos muy imbéciles hasta siempre jamás. Fin.
- Ella le escupió en la cara, y tomó una mochila y su vida y se alejó para siempre de aquel barrio que la observaba. Fin también.
- Él, que era un bonito ejemplar macho de pulga de perro callejero, consiguió colársele en un descuido por el escote, bajó cuidadosamente hasta su vello púbico (y algo público), donde vivió feliz el resto de su vida: un par de largos y risueños días. ¿Modelo de final feliz?
- Tras imaginarla irreversiblemente en coma o bien muerta, él se suicidó. Y el mundo siguió girando.
- Tras su suicidio por el desprecio de su amada, ella empieza a echarlo vagamente de menos; se pregunta sobre todo por el perro (cuyo futuro va a obviarse). El narrador se pregunta entonces qué hubiera podido pasar si él hubiera mantenido la paciencia de enamorado sufriente unos días más. Y se espera del lector que se quede pensativo. Hagan el favor de simularlo.
- Por último, el fin que más éxito hubiera tenido entre los tres lectores del Cajón, incluyéndome a mí: Él no resiste su ausencia, se dirige al hospital donde ella sigue en coma, no puede evitar besarla, y ella despierta diciendo que sí, que se llama Blanca y que su ‘nieve’ estaba adulterada. Este final debe ligarse con la opción número 1.
Seguramente, y por lo poco que dan de sí en el fondo este par de atolondrados por la vida, de tener editor me hubiera embarcado en una novela plural, y ahora entraría a saco en esa especie de bicho que es la nueva camello, a medio camino entre la madrastra mala de la Blancanieves que podría haber sido y del futuro de esa Ella, que en el fondo no es mucho peor que acabar como reponedora en un supermercado de franquicias. O en uno de esos chicos anónimos que se la tiran sin amor, ya ves tú la novedad. O en la familia de pulgas que habitan el lomo de un perro sin futuro. O en el del trabajador de la perrera municipal que atrapa a ese otro prota. O en el del enterrador que los sucumba…
Lo mejor, desde
Al día siguiente, él la encontró en la misma barra de bar. Su contacto no había llegado aún, así que, para huir de aquel símil de muerte que era no tenerla cerca, y con tan poca cosa que perder, decidió entrar y pedir una cerveza junto a ella, y preguntarle con la mirada si quería otra. Después de que ella aprobara sin mucho entusiasmo su propuesta, se sentaron en una mesa. Empezó a hablar él de futuro, y ella empezó a manchar sus rodillas con aquel hule roñoso; él la imitó. Apartaron sendas botellas para acabar sentados cómodamente encima de dos platos casi blancos. Ningún futuro parecía parecerles suficiente, así que se dieron la mano y decidieron cerrar los ojos, a la expectación de que un porvenir inigualable les tomara.
El huidizo escritor se sentó en aquella mesa, a pesar de que le parecía sucia y que la música ambiental de Camilo Sesto le parecía impresentable desde hacía décadas. Vila-Matas, implacable, engulló aquel aperitivo, sin preguntarse si eran los restos de algún otro comensal. Lo digeriría; le arrebataría sus proteínas y sus ensoñaciones, y extraería de su cuerpo el resto de su digestión. Por sus carnes, vagarían aminoácidos literarios. Por las tuberías de aquel bar sucio, dos personajes. Uno, masculino, observador de una mutación súbita de la biografía de ella, y de vocación paseante. Pero los dos en la misma vida de mierda, sin finales dignos. “Ya no puedo más/ siempre se repite/ esta misma historia./ Viviiir así es morir de amor…”
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16 comentarios:
Be, no deixes masses opcions optimistes ;). La més creïble, fent una simulació de pensament, i a l'hora intensa, seria la tercera, el món segueix girant i el sol surt puntual cada dia, mentre que les marionetes que mouen els fils de la passió acaben en el Cajón del narrador.
Espléndido. "Lo que me atrae es lo que tienen ellos en el corte sagital en que los tomo". El resto sobra. Ya intuía yo que la máxima tensión del capítulo II iba a mutar alquímicamente en algo imprevisible. En meta-literatura. Es como si hubieras puesto a un lado la lente de aumento y tomado distancia. Y a la distancia los hubieras visto, con sus múltiples finales posibles (que es lo que menos importa), envueltos en una canción de Camilo Sesto. Porque, en la vida diaria, esa canción cala más hondo que La guerra y la paz y todo Tolstoi junto. Hay que saber ejecutar este salto de distanciamiento como lo hiciste, Susú. Con tamaña frescura. Abriéndote paso en el texto y diciendo "acá estoy yo y esto es lo que decido; a mí no me vengan con grandes finales que en esta vida de mierda nos vamos todos por las tuberías, o alcanzamos el paraíso de la mano de una balada de amor". A tus pies.
Mmmhh... puc veure com has empés els personatges, a vegades no saben quin camí prendre. La indecisió metaliteraria se diu. Passa-t'ho bé! :o)
jajajaja, qué sorpresa (?) tanta ironía. Bueno, sería más para hablar en directo que para comentar aquí. Pero sabes que literariamente comparto unas mismas ideas o, como diría algún snob, las mismas directrices estéticas.
Y sin embargo en ocasiones siento que la novela del XX, o del XXI, tan experimental, es un timo gigantesco (y no me refiero a VM que como sabes me gusta mucho... sus novelas las tengo en pista de despegue pero temo que se vayan agotando y por eso pospongo). El timo sería la experimentación sin sentido, la experimentación que esconde y disimula la incapacidad para trabar de pe a pa una buena historia. Aunque también me revientan esas historias sin sustancia, que hacen que esclames: y a mi qué coño me importa la vida de fulanito???, que supongo que es lo que te pasa a ti. Por eso VM es tan reconfortante, por todo lo que tu dices en tu entrada. Pero de verdad que pienso que cuando una novela te hace plantear que la vida de los personajes te importa un carajo es sencillamente porque es una mala novela. Por eso, volver a los clásicos, a veces, ni que sea por un ratito, es reconfortante.
Miguel Angel ha estado leyendo Miau de Galdós, jajajaja, eso a priori casi da más risa que tu entrada porque suena a pitorreo. Pues no, hija, que no. Me parece tan gracioso que a ratos le pido que me cuente peripecias de la novela, y es para morirse de risa, las Miau, madre e hija, tan preocupadas por las apariencias, el nieto Luisito que se ponía de los nervios porque los amiguitos le llamaban Miau, terrible apodo, el cesante Villamil al que le faltaban solo dos putos meses para cobrar la jubilación pero los cambios en el gobierno le dejaban sin esos dos necesarios meses, el cabraloca del yerno... sólo contado (por M.A.) me río un montón y me intereso por esas vidas de ficción. Quiero decir que a veces lo que falta es verdadero talento. No sé qué pensarás. Besos.
Me he reído mucho, Susana. Por un momento pensé en "La hora de la estrella", de Lispector, prototipo de anti-novela decimonónica que defrauda las sucesivas expectativas del lector anunciando que no va a contar una historia, que todo es meta-no-se-qué, para al final contarla, contar una historia absurda como un calcetín deshilachado y vuelto del revés, apenas cuatro pespuntes en una inverosímil red telúrica, ni pos-relato ni ante-relato: algo así como un retro-relato o relato a trazas, especular y vaciado de los resortes que activan los afectos.
Algo así encuentro en tu texto.
Abrazos
Imaginari, si crees que la opción más creíble sería la tercera, la de que narre su fijación por la chica una pulga macho, ahora entiendo por qué tu nick es Imaginari ;o)
En el Cajón vienen a parar marionetas, pero sobre todo los propios hilos de la pasión. A veces me atan, otras se hacen un ovillo acogedor y muchas otras se alargan para mostrarme el camino.
Y por lo que te conozco, creo que tú también tienes una buena madeja. Gracias por pasearla una vez más en esta casita.
Un beso.
Mariel, eres más grande que la distancia que nos separa. Me encanta cómo interpretas estas cosas tan amables de lo que, en el fondo, es una limitación que tengo asumida. A la hora de escribir pero también a la de leer. Mi mérito, si es que lo es, es no escondérosla a vosotros.
Es exacto lo que dices: "Es como si hubieras puesto a un lado la lente de aumento y tomado distancia." Me apasionaron tanto esos personajes (lente de aumento), que no podrían haber tenido mejor final (consideración desde la distancia) que el de que los engullera VM y los proteolizara y los meta-literaturizara (fifty-fifty).
Camilo Sesto me da un cierto sarpullido, pero veía tan claro el lugar, los hules pegajosos, los platos poco limpios, los baños deprimentes. Los que descendieran trágicamente por las tuberías debían oir una canción que dijera que aquello era "morir de amor". El plan B podría ser que en la mesa contigua se pusiera en pie un ruso y recitara a las voces un fragmento de Guerra y paz. Es más, con mi dificultad para tomar decisiones, debería añadir este apunte al final, mientras sigue sonando Camilín, que dice que sigue no pudiendo más. El otro con Tolstoi, VM con su digestión, la camello haciendo buenas migas con el perro... Pues sí, parece una vida de mierda, pero no tiene por qué parecernos del todo aburrida...
Un beso gigante, Mariel.
Liquem, la veritat, no sé qui ha empès a qui. Ells venen, se'm fiquen dins sense permís, m'interessen, però després desprecio tot allò que els pugui passar. Per un moment m'estic sentint tan egoïsta, que potser és que estic aprenent a escriure!
Disfruta tu també!!
Gràcies per passar-te!
Ramon, querido compañero de "directrices estéticas", pautas artísticas y líneas intelecto-filosóficas (jeje), una historia pobre y mal contada, desde luego, pierde mucho, si es que ha tenido algo. Las historias que mantienen mi interés son pocas. Las de Miau (mira que Galdós siempre me ha parecido más bien un 'tormento', pero lo que has contado sonaba fantástico) es muy posible que me interesara, pero seguramente porque la importancia no recae sobre la historia, sino sobre la ironía, sobre pequeñas muestras que ejemplifican el absurdo de su fingimiento extremo. Pero las historias... um, no lo veo claro. Hay contadores de historias geniales, pero fíjate que con toda la admiración que siento por Cortázar, de sus cuentos prácticamente sólo me han interesado los que no cuentan historias, los "interiores" (perdón, no sé cómo lo diría un snob, ni siquiera alguien más listo que yo). Pero bueno, tengo otras virtudes...
Coincido contigo (ya sabes, las "directrices") en que hay experimentaciones, en novela, en música, en pintura, en escultura... que me parecen auténticas tomaduras de pelo. Que los creadores deban pasar por esas fases me parece estupendo, pero que la industria nos lo intente colar como maravilloso o, dicho de otra forma, marcador de... (claro) directrices, pues me produce úlcera de estómago. Hay cosas buenas que además son innovadoras, pero un rompimiento gratuito, que llega a ser cóncavo a fuerza de ser tan plano, es una grandísima tomadura de pelo, para empezar para el mismo creador, que a veces se cree algo, el pobre. Luego hablan en idioma snob y nos quejamos.
Gracias por contarnos tu visión de las historias, por hacer que se asome esa patita de gato de Galdós y por ser tan estupendo.
Un beso que te llegará enorme ahora que, provisionalmente, vuelvo a tenerte cerquita. Y otro beso a m.a., ya le podrías convencer para que nos cuente alguna otra cosa de Miau! Que es de los que no maulla!
Ay, Stalker, eres casi tan meta-literario como VM (y, probablemente, mil veces más adorable). Siempre guardas un postre delicioso para después de todas las comidas. Hablaremos de Stalkers para referirnos a las sopas de letras. Reconfortantes, ricas y de incontables referencias.
Me encanta lo que cuentas de "La hora de la estrella". Tuve un mal inicio con Lispector (G.H. se me atravesó), pero estoy segura de que vas a conseguir que me reconcilie con ella y le dé nuevas oportunidades. Ésta que nos cuentas hoy no parece una mala opción para volver a empezar...
Un fuerte abrazo.
No m'agraden cap dels finals possibles, com a tu, i menys la tercera, però possats a escollir jo volia dir la quarta... "y el mundo siguió girando..." no sóc tan imaginàri, ha sigut un lapsus comptant el conte.
No sè quina mena de troca puc ser, hi han que estàn molt ben fetes però impersonals, les fan les industries, altres amb la traça manual de la experiència, sòlides i amb caràcter, i les que semblen pilotes botorudes fetes amb mala traça, amb preses i molt liades, d'aquestes ultimes estic fet jo.
Un plaer passejar pel teu palau.
Menuda sorpresa de final. Soy muy tontorrona para estas cosas asi que me alegro de que no te hayas detenido en suicidios o cosas asi que es lo que pensaba despues de la segunda parte. La sorpresa de Vila Matas tragandose a los personajes me ha dejadp impactada y lo de la pulga y la novela plural me ha hecho reirme. En definitiva, que entrada completita con un poco de todo y que me ha gustado que te hayas dado voz como escritora. Hubieras escrito la mar de bien cualquiera de los finales que relacionas pero asi se amplia la perspectiva.
Abrazos
Susana:
"La pasión según G. H" tampoco me entusiasmó. Lispector varía mucho en función de cada libro. Pero "La hora de la estrella", "Un soplo de vida", "Agua viva", los cuentos reunidos, y, quizá, "La manzana en la oscuridad" los recomiendo a ojos abiertos.
La mejor Lispector lo subvierte todo. Más allá han ido, quizá, Beckett o Michaux, pero ella es una de las grandes. Y tiene un sentido del humor que a veces se aproxima al tuyo.
Abrazos con alevosa recomendación literaria ;)
Imaginari, permite que te corrija: a mí no es que no me gusten los posibles finales "normales", sino que no me interesan. Me gustaría dar por acabado el relato (?) en la parte II, pero sé que parece que falta algo. Si la cosa acabara diciendo "Y nada más. Todo siguió igual hasta que la vida desalojó el mutuo interés", pues es como si quedara coja. Pero sí, como en la cuarta opción, en que se verbaliza, pasara lo que pasara, "el mundo seguiría rodando". Quizás bajara unas décimas la temperatura ambiental, por la ausencia de su pasión, pero nadie se daría cuenta hasta pasada una década.
¿Por qué? Pues porque hay madejas imprescindibles, aunque tomen apariencia de contener muchos nudos y grandes irregularidades. Y después está la uniforme constitución esférica, perfecta y anónima.
Gracias por traer a este modesto cobertizo algunos de tus mejores nudos...
Besos deshilachados.
Kanela, yo también soy tirando a sensiblona con los finales "duros", y se me atragantan con frecuencia durante días a la altura del esófago. Me alegro de saber que no has tropezado con uno de esos finales, y que has salido del Ella y su sombra con algún esbozo de sonrisa.
Insisto una vez más en ello: ¿conseguiré que al final leas algo de Vila-Matas? ;o)
Gracias por traerte tu sensibilidad al Cajón. Un abrazo.
Stalker, naturalmente, tú recomiendas "con ojos abiertos", porque sabes de subvertir los mundos. Los ojos bien abiertos, para que nada se pierda. Por eso Marienbad encadena los hallazgos y rellena huecos.
Tomo nota para acudir a Lispector de tu mano. Ya que parece como si mis escritos estuvieran influidos por ella sin apenas conocerla, seguro que encuentro caminos que empecé sin saber a dónde llevaban.
Gracias mayúsculas.
Abrazos.
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