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Uno de los gravísimos problemas que tiene haber optado por un barrio tranquilo –suponiendo que haya sido yo la que decidió algo− es que, en verano, cuando una necesita refugiarse del calor saliendo a su modesto balconcito, por más que se asome durante horas, nunca pasa nada.
Bueno, algo sí pasa:
- Cada hora y media un señor/a de edad avanzada pasa con un (/a) can (/a)
- Una vez por semana dos adolescentes llegan alegremente ruidosos a sus casas
- Una vez al año, un progenitor gorrión enseña a volar a su bebito gorrión en el balcón vacío de enfrente, pero como es un espectáculo más bien discreto, he alcanzado a verlo una sola vez en algo más de una década. Eso sí, en esa ocasión estuve aplaudiendo durante horas y mi retina mental ocupa buena parte de sus cansadas neuronas en retener el espectáculo.
- Una vez en la vida, una asiste a salidas simultáneas a los balcones para ser una de las protagonistas de una multitudinaria cacerolada. Como todos sabemos que en el parlamento de Madrid se ignora alegremente cuanto suene en el Guinardó alto barcelonés –incluso aunque, vamos a soñar, quisieran oírlo−, el gesto, por saberse inútil, es mucho más bonito. Creo que esa vez nos sonreímos todos al mirarnos sin vernos en la oscuridad.
- Dos veces al día se encuentran dos mujeres y hablan y hablan, para impaciencia de un engendro de corta edad que reclama proseguir con el camino. Si quisiera y me propusiera concentrarme, me haría con todos sus secretos.
- Cada mañana, a eso del amanecer (e ignorando felizmente los cambios estacionales de horario), los pájaros se levantan parlanchines.
- Al atardecer, el perro con que comparto piso cree imprescindible cantarle las 40 a determinado soliloquio perruno. A saber…
- Una vez cada tanto, siendo optimistas, comparto el balcón con alguien poco acostumbrado a los silencios del barrio, y me hace reír estrepitosamente. Quisiera pedir perdón a mis vecinos de balcón por interrumpirles los silencios; pero, la verdad, no me sale. (En lugar de eso, agradezco a los dioses que me presten a veces, cuando más falta hacen, a verdaderos ángeles de la risa).
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9 comentarios:
ostres, com li treus profit al balcó. M'ha encantat!!
Et canvio el balcó
XaviG
Susana, Susana, esa telepatia que nos une... Hace un par de dias, dandole al cabolo para ver si encontraba algun posible nuevo motivo para alguna entrada, recorde mi balcon. Y de cuando yo, solapado, decidi crear un cuadro con instantaneas captadas desde el balcon, con fragmentos de vida, retazos, trozos, un pachwork de vida. Que nadie se asuste, nada pecaminoso, nada licencioso, pura intencion artistica. Me prepare y tarde tras tarde fotografiaba la abuelita con el carro, la chica con la bolsa del DIA, el señor con el mono de trabajo, el mozo repartidor del Caprabo, la que venia de comprar fruta, el abuelo, el niño con la camiseta del Barça, la negrita exhuberante, el bigorexico que se iba con la bolsa de deporte al DIR, el paleta que abria una zanja, el operario de BCNeta, en fin, la vida pasar. Luego lo monte en un collage que yo prefiguraba metafora de la vida de barrio. Mi sorpresa verdadera fue el comentario de Miguel Angel: si alguien que no te conociera viera esto te tomaria sin dudarlo por un serial-killer. Claro, ahora no se si colgarlo en mi blog o quemar el collage directamente.
Gracias por esas sonrisas. Y por el consejo...
Xavi, moltes gràcies, maco! M'alegro que t'hagi agradat el meu 'balcó'. No dóna molt de sí, però una ja s'hi ha acostumat a balconejar en els vespres de calor...
Gràcies per passar-te pel balcó! Una abraçada
Ramon, amigo telépata, qué entretenido te tiene a ti tu balcón. Ya veo que el mío me cuida muy poco!
Aun a riesgo de parecer un serial-killer (jiji, qué bueno), yo creo que es imprescindible ver el pedazo de vida que pasa bajo tu balcón. Y si hiciste un zoom que alcance a leer el albarán de entrega del Caprabo, tanto mejor! Yo, al menos, ya estoy intrigadísima. Si hicieras un culebrón con esos personajes ("hoy hacía mala cara el del mono; le he oído discutir por móvil; la novia, creo...") me engancharía rápidamente! jajaja. Yo, como no me fije en el gorrión de qué nido ha ligado con la gorriona de qué otro... Sácale partido a tu collage, claro que sí!
Un beso botafumado!
Creo que es la primera vez que encuentro algo bucólico y urbano... Su ficción da envidia. Saludos.
Liquem Nuc, pues no has visto nada! Los días que me levanto con la personalidad Heidi puesta me pongo bucólica hasta con los semáforos si hace falta. La city no da gran cosa de sí, pero una no se saca la personalidad tan fácilmente. Y si hay que recurrir al pegamento Imedio para unir extremos, pues se recurre, que el traje de las montañas me queda monísimo.
Gracias por pasarte. Tu 03am me ha parecido apasionante por el momento. Pienso pasearme por él con más tiempo en un futuro próximo. De momento, le he tendido un huequito entre las recomendaciones, que espero que no te moleste...
Un saludo.
Enchanté
No merecemos ese honor y se agradece, y lo dicho me da envidia porque yo no me pongo bucólico ni con el bicing... Seguro que está monísima (también) en traje de montaña (y no lo dudo)
:)
Susana, tus entradas tienen el invariable encanto de recordarnos que uno puede hacer que el tiempo pase más lento y deternerse a mirar. Tenés la extraordinaria capacidad de convertir cada menuda circunstancia de la vida cotidiana en un acontecimiento mayúsculo, del que se puede tirar de la cuerda para irse, desde el balcón por ejemplo, a la filosofía. Además lo que escribís serena y hace bien, sin perder jamás la profundidad. Y eso sucede, simplemente, porque todo lo que escribís te sucede y es cierto. Como soy ave nocturna, yo salgo a mi balcón de noche, al que corre pegado a la cocina y da a un extraño pulmón de manzana, que más de manzana es de cemento. Ahí tengo mi modesto jardín y corre un aire puro, tan puro como puede correr en Buenos Aires, cerca de una avenida. En ese balcón muchas noches he bailado en pelotas y me he quedado cerrando los ojos y respirando profundo contra la pared. A veces paso las manos entre las flores y me sorprende que, en medio de las lluvias invernales, insistan en crecer. Conseguí un azulejo de demolición con la leyenda "Patio de los Suspiros" y por supuesto lo colgué en el balcón, que imaginariamente convierto en patio. Le colgué también dos faroles, uno en cada punta, y ahí está mi orquídea que crece en el aire, enigmática, rarísima. Se expande con las raíces al viento y al aire, es una cabaretera total. Los balcones son ciertamente ventanas a otros mundos, de adentro y de afuera. Besos que balconean.
Me ha gustado mucho. Com osiempre describes con mucha gracia las cosas mas sencillas. En mi balcon hay mucho mas ruido y alboroto y pasan sirenas y mucha gente que va a trabajar. Si te pasas tu un dia en mi balcon escribes una novela entera. un abrazo.
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