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'Verano'. Arcimboldo.
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Una de las cosas buenas que tiene un momento de crisis o de inflexión es que puede abrir grandes perspectivas. Cuando pienso en ello, siempre recuerdo aquellos versos de Martí i Pol: “que tot està per fer/ i tot és possible”. Si a uno le pilla con el ánimo despejado, puede sentir cómo hay mil direcciones diferentes, mil puertas que pueden abrirse y mil futuros que pueden ser los nuestros.
Y luego hay momentos que uno debe asumir como paréntesis.
De todo se aprende.
Los paréntesis también pueden enriquecer de una forma u otra.
Pero aquella puerta medio entornada acabará por abrirse una vez pasado ese espacio que queda en suspensión.
Cuanto más nos adentramos en el verano, más solitaria va quedándose la ciudad. Los amigos buscan dónde guarecerse con más tranquilidad del calor. Los sms se espacian. Cuesta más contestar los mails. Y si las tardes de invierno propician el recogimiento, cuando cae la tarde después de un día de asfixia, se llenan las terrazas y se vacían unos tras otros los vasos. Parece como si el resto del mundo quedara también al ralentí.
En la red pasa algo similar. Muchos blogs parecen haberse ido a la playa.
El Cajón no es amante del bullicio, pero no escapa a ese influjo. Porque es un virus contagioso implacable. Así que, como en las tórridas noches de esta segunda quincena de julio que empezamos, va a permanecer en un duerme-vela. Asistiremos durante la mayor parte del verano, pero con menor dedicación. No es un “cerrado por vacaciones”, sino un “se publicará por entregas”.
Para empezar este ritmo semi-vacacional, nada podría haber sido más adecuado que el post colectivo de “La música que nos traduce”. Construido entre los colaboradores más activos de este blog, ha sido increíble degustar su crecimiento. Con descubrimientos todos deliciosos, las aproximaciones a personas tan apreciadas del Cajón me deja tan buen sabor de boca, que casi estoy echando ya de menos el retorno del ritmo habitual, para seguir compartiendo con todos vosotros…
¡Nos leemos en breve!
Y luego hay momentos que uno debe asumir como paréntesis.
De todo se aprende.
Los paréntesis también pueden enriquecer de una forma u otra.
Pero aquella puerta medio entornada acabará por abrirse una vez pasado ese espacio que queda en suspensión.
Cuanto más nos adentramos en el verano, más solitaria va quedándose la ciudad. Los amigos buscan dónde guarecerse con más tranquilidad del calor. Los sms se espacian. Cuesta más contestar los mails. Y si las tardes de invierno propician el recogimiento, cuando cae la tarde después de un día de asfixia, se llenan las terrazas y se vacían unos tras otros los vasos. Parece como si el resto del mundo quedara también al ralentí.
En la red pasa algo similar. Muchos blogs parecen haberse ido a la playa.
El Cajón no es amante del bullicio, pero no escapa a ese influjo. Porque es un virus contagioso implacable. Así que, como en las tórridas noches de esta segunda quincena de julio que empezamos, va a permanecer en un duerme-vela. Asistiremos durante la mayor parte del verano, pero con menor dedicación. No es un “cerrado por vacaciones”, sino un “se publicará por entregas”.
Para empezar este ritmo semi-vacacional, nada podría haber sido más adecuado que el post colectivo de “La música que nos traduce”. Construido entre los colaboradores más activos de este blog, ha sido increíble degustar su crecimiento. Con descubrimientos todos deliciosos, las aproximaciones a personas tan apreciadas del Cajón me deja tan buen sabor de boca, que casi estoy echando ya de menos el retorno del ritmo habitual, para seguir compartiendo con todos vosotros…
¡Nos leemos en breve!
10 comentarios:
Descansá, Susana, volveremos inevitablemente al Cajón. Los momentos de inflexión, los paréntesis, son sinónimo de oportunidad para dar un golpe de timón y mejorar los puertos de destino y la calidad de la travesía. Besos luminosos que te acompañan en estos días de ciudades vacías.
Día triste, doblemente.
Mi exposición de Nebulosas termina i tu cajón se cierra, pero seguiré abriéndolo aunque la olor de neftalina me emplace a dias venideros, porque llenas un espacio de sentido a las mañanas somnolientas, las tardes cansadas y las noches solitarias.
Has definido perfectamente mi actitud ante mi blog y el vuestro...
todo va mas despacio, aprendamos del silencio y del sosiego, no todo va a ser vértigo...
cañas y terrazas..que binomio compañera!
un abrazo
es un paréntesis cortito y sí, todo va más despacio en estos mundos de la red también...
un vaso se llena, luego se vacía, después vuelve a estar lleno... el ritmo del verano!
Besos, sol y también sombra! Y gracias por pasar por mi rincón. :)
Mariel, siempre compañera... Sí, creo que has acertado justo lo que necesito: descanso y buenos golpes de timón. Aunque sin perderos de vista!!!
He visto hace un minuto tu nueva contribución al post de Música colectivo, y voy corriendo a mirarlo. Será Omara Portuondo? En breve subirá...
Gracias por... tantos millones de cosas!
Imaginari, tus nebulosas han volado alegremente durante este tiempo; ahora vuelven a hacerte compañía, pero se nos han quedado dentro a cuantos hemos podido verlas. Y en el Cajón a cuantos acudan a ellas, como refugio estelar para cuando haya un exceso de humanidad.
El Cajón no cierra, sólo se espacia. He de restringirle el tiempo que le dedico... Pero la Cajonera te seguirá en tus momentos más solitarios, of course!!
Un besazo
Roberto, es un placer volver a verte por aquí. Aún estás a tiempo de recomendar una música que te traduzca! (entrada anterior) El verano se suaviza con la buena música (y con las cañas, naturalmente!).
Te sigo...
Un beso
Una vida lo que un sol, gracias por tus preciadas sombras. Sólo alguien con tu sensibilidad literaria puede traer eso que tanto se necesita. Gracias a ti por ser una acacia sombría cuando la cabeza de una anda como estufa irradiante por todos lados.
Estaré sobrevolando tus reveses...
Un abrazo
Bueno, leer las aclaraciones que comentas a los amigos me tranquiliza. ¿Todo bien? Besos
Susana, Omara es solo para vos. Escucharla me hizo recordarte espontáneamente. Es preciosa para subirla al cajón, pero diciendo: "Así de intensa y luminosa es la música que Mariel escucha cuando escucha las palabras de Susana".
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