En busca del género perdido



Una vez quería ser escritora. Pero no pude serlo porque aún no se había inventado mi género literario (la palabra “literario” da un poco así como de apuro para referirse a una, ni siquiera para aludir al género escribidor que le gusta de practicar…).

Ahora, a veces me preguntan si “continúo escribiendo” y, a pesar del apuro de las palabras, muchas veces lo cierto es que contesto que sí. Entonces, casi siempre, como si tuviera una vital importancia para el interlocutor, me preguntan “¿y qué te va más? ¿La prosa o la poesía?”, “ah no, yo es que soy de género bloggero”. Qué alivio! Hasta se les puede mirar con un cierto aire de suficiencia, en plan mira que no caer…

Así es que desde hace bien poquito, respiro tranquila, estoy muy conciliada conmigo misma por ser una escribidora de género bloggero.

AÑADO: ¿Cómo no me he dado cuenta hasta ahora? Cortázar ya se inventó el género (él sí, y con mayúsculas) literario bloggero en sus Capítulos prescindibles. No, si cuando yo digo que es un genio…
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