
Al fin y al cabo, si tuvo que marear la perdiz para conservar su cargo, pues no me parece gran cosa. Todos supimos qué pensaba realmente, y que cuando alza la mano no siempre es para taparse el sol. Si el Papa y compañía quieren hacer ver que se ha arrepentido de su connivencia con el nazismo, pues vale, pero que no pretendan que los demás comulguemos con ruedas de molino.
Pues bien, no estábamos recuperados aún de ese siniestro incidente cuando, hace unos días, otro personaje relacionado con el clero vuelve a retratarse. Esta vez ha sido en Italia, y el día elegido, precisamente el de la conmemoración del Holocausto judío (el martes de la semana pasada). En una iglesia del norte del país, Angelo Idi, el sacristán del templo, recibió a los feligreses llevando un brazalete con la cruz gamada.

No es la primera ni será la última vez en que se evidencian las relaciones entre clero y extrema derecha o el fascismo más recalcitrante. Sin ir más lejos, aquí veíamos a la plana mayor eclesiástica, con sus mejores fastos, en pleno “cara al sol” junto a su amigo y benefactor Franco. De ahí supongo que vienen estos aires, como de derecho a veto contra todo lo que haga tufo a izquierdismo y, claro, sus privilegios económicos. Casi es mejor que vayan de frente, que se les vea claramente. Que sus seguidores sepan de antemano que su intolerancia se debe a una opción política. Que la oposición férrea que ejerce Rouco no responde a los dictados de Dios, no tienen como símbolo el crucifijo, sino otra cruz un poco más retorcida. Que todos somos iguales ante los ojos de Dios,


Es evidente que ésta es otra de esas incongruencias que intentan medio disimular los de Roma. Como la de asistir a los pobres pero tener una de las mayores riquezas del mundo, o defender a capa y espada la vida de los pobrecitos embriones pero ignorar la de los africanos muriendo de sida.
Sobre esa cuestión, leo una buena noticia: los grupos parlamentarios de IU-ICV y ERC instan al congreso, mediante una proposición no de ley, para que rechacen públicamente las declaraciones del Papa sobre el uso del preservativo en África. Lo piden “por responsabilidad, por ética y por una cuestión moral”. En ello le seguiríamos los pasos al gobierno belga, que el 2 de abril manifestó su rechazo institucional.

La otra buena noticia es que, por fin, y según dicen, por presión del propio Vaticano, la conferencia episcopal y su cadena de radio le han retirado el apoyo al abominable Jiménez Losantos. No será la forma de callarlo, naturalmente, que doña Espe, agradecida por todo el apoyo que le ha brindado, le ha dado una frecuencia para él solito (bueno, con su compañero de fatigas Pedro J. y con su seguidor incondicional César Vidal), desde donde podrá seguir mintiendo cuanto quiera.
Lo suyo les habrá costado decidir que no se le renueva el contrato, porque el presidente de la conferencia episcopal parece más bien cortado por el mismo patrón que Losantos. Cada vez que abre la boca es para soltar majaderías, una tras otra. Así, por ejemplo, se lanza en contra del aborto, no sólo con los argumentos que ya sabemos todos (linces incluidos), sino hablando de “ese crimen” como el culpable de “ensombrecer la historia de la humanidad”. En cambio, no comenta nada de las conversiones de ‘infieles’, con toda la razón que da la sangre; curiosamente, no dice tampoco nada de las matanzas salvajes que cometió la Inquisición (a la que llamaban santa, para más cachondeo, y así nos va); tampoco se refiere a los genocidios que los regímenes de Franco o Hitler cometieron con el apoyo de la iglesia. Debe de ser que la asignatura de Educación para la Ciudadanía les molesta tantísimo porque querían dar una versión ligeramente distinta de la historia. La versión de la libre amnesia.
Pues no sé el resto, pero yo sigo pensando como el bueno de Astérix: están locos estos romanos.