Rarezas XIV: el ‘ahora’ de Salif Keita

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Salif nació en Mali, en el seno de una familia noble aunque de pobre economía. Su país estaba bajo el poder de Moussa Traoré, que lo había tomado mediante un cruento golpe de estado militar. Estaban prohibidas todas las actividades políticas, y en colegios y universidades había guardias que se ocupaban de evitar movimientos de oposición. Por otra parte, su cultura, mandinga, considera que los albinos tienen algún tipo de poder maligno y traen mala suerte, por lo que repudiaron al joven Keita, escupían a su paso y lo evitaban tenazmente. Tuvo suerte de salir con vida, porque en muchos de esos países se persiguen los órganos de los albinos porque tomarlos, junto a su sangre, favorece la fortuna.



Finalmente, con una vida complicada, pues, por varias causas y con graves problemas en su piel extremadamente delicada y de visión, hubo de soportar la oposición de su familia debido a su inclinación por la música, ya que sólo podían dedicarse a esas artes los miembros de la casta inferior.

Durante unos años fue músico en las calles o en algunos bares de la capital, hasta que en 1984 se trasladó a Francia. En su país, en 1992 tienen lugar las primeras elecciones democráticas y empieza a haber una verdadera democracia por primera vez. En 1995 Salif Keita presenta su disco Folon. La canción del mismo nombre alude a esos cambios (con las limitaciones la traducción de una lengua tan distinta):

Antes, en otros tiempos, éramos meros ejecutantes,
Antes, únicamente recibíamos órdenes;
En resumen: no decidíamos nada.

Incluso aunque pensaras para la felicidad,
Incluso aunque fueras inteligente,
No podías decir nada,
A quién le importaba…

Ahora nadie puede decidir por nosotros
Porque ahora sí importa.


‘Antes’ frente ‘ahora’, el ayer y la promesa del mañana. Folon es un canto de esperanza, pero hecho desde el dolor, desde el recuerdo de sus muertos, desde la obligación de silencio, desde la servidumbre de la violencia y el miedo. En Folon se adivinan los llantos y la impotencia de Salif y los suyos, porque eso ya es imposible borrarlo. Inscritos como un tatuaje, como una tormenta de arena inscribe la erosión en los montes de su paisaje, su mañana está inundado de las órdenes que impiden decidir, que niegan el habla y someten a todo un pueblo. Me estremece el Folon de Keita, y me hace pensar en cuántos no podrán hablar aún de su ‘antes’…

(Nota: Salif Keita fundó hace algunos años la ONG de apoyo S.O.S albino, para colaborar a que cesen los acosos y los asesinatos de las personas que nacen con ese defecto en la pigmentación).
(amb tot l'agraïment a la Mireia P. que, entre moltes altres coses, ha estat imprescindible per ubicar el tema)
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9 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

¿Qué tienen los colores, que generan tanto odio?

Antonio dijo...

El blanco margina al negro, el negro margina al albino... Las mentes cerradas rechazan todo lo que nos es propio y pierden la visión universal del mundo... ¡Pobre gente!

Juan Navarro dijo...

La diferencia es la auténtica condena, es decir, el miedo de la mayoría.

Eastriver dijo...

Susana, ahora me estaba riendo porque Stalker ha osado llamarme Matt el viajero o una cosa similar, por esa manía mía a presentar postales. Yo luego lo justifico, claro, pero ya sabes que me lo cuestiono también. Pues bien, tras días sin poder disfrutar de tus palabras entro y me tienes entretenido un agradable rato. También con esas postales musicales que son verdadera pericia tuya. Y cómo me ha gustado... la música y lo que late al fondo.

brancalúa dijo...

¿Porque unos humanos provocan tanto dolor a otros?
Conocía la historia de Salif Keita, me ha gustado tu post y gracias por recordarmelo.
Un abrazo

PÁJARO DE CHINA dijo...

La sanción del desvío, la persecución del que se aparta del color mayoritario. Vengo de sorprenderme de la mano de Ramón en Bruselas y ahora me encuentro con este relato tuyo, Susú. Desconocía por completo la "caza" de albinos como si fueran animales exóticos, en Mali.

Tu relato me estremece porque sé que no es una simple traslación de una crónica. Sé que ponés tus acentos y que te estruja el corazón.

La canción ... ¿no parece una canción de cuna? "No te preocupes, a pesar de todo, todo estará bien ...".

Me quedé pensando en lo que dice María Jesús, porque no tiende a pensar los colores como fuente de belleza e incluso de salud (en la cromoterapia) pero no como razón para el sufrimiento y la persecución (como si el negro, por ejemplo, perteneciera solo a los cuadros abstractos y no a los millones que lo llevan sobre la piel ...).

Un beso inmenso.

Ciberculturalia dijo...

He sido una gran admiradora de Salif Keita al que le he dedicado también alguna entrada. Gracias por traernoslo.
Por cierto he descubierto tu blog a través de un buen amigo mío, Felipe (Reflexiones). Además veo que tenemos más amigos en común.
Me gusta tu blog así es que me hago seguidora tuya. Vendré a verte.
Un abrazo
Carmen

Leonardo dijo...

Bella canción. Cabe recordar que la canción y la tradición oral es también asunto de castas y que, como lo señalas, Keita no pertenece a la casta de los "griots". Ha sido pues siempre un tránsfuga.
En cuanto a los colores, el problema de los albinos es terrible en Africa. Pero en Occidente y hasta no hace mucho tiempo los pelirrojos también eran considerados como súcubos del diablo, Paganini, por ejemplo que, además de ser pelirrojo tocaba melodías imposibles! Ser diferente sigue siendo, en todas las sociedades o grupos sociales, un problema!
Gracias por la pausa musical
Amistades

Anónimo dijo...

Son precisamente las pretensiones universalistas y la imposición de verdades etnocéntricas las que han producidos espacios jerárquicamente divididos por razas, géneros o clases. Los valores de las culturas no son inmutables ni desde siempre. Después de los encuentros con el hombre blanco es poco imaginar la animadversión que surgió contra el color de quienes los subordinaban y explotaban con justificación en el color o la inferioridad de la especie. Lamentablemente la Africa que conocemos es lo que el blanco conquistó y definió racialmente.