Cómo nos engaña Google: segunda parte (aunque no última) de la parte segunda

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En la primera parte de la segunda parte, ya me extendí sobre las búsquedas de algunos visitantes esporádicos a los que Google les tendía el camino hacia este cajoncito sin pensárselo mucho. Vamos, metiendo la pata hasta el fondo. Vale que Don Google puede alegar en su favor que el título del blog ya se presta a confundir a los buscadores de ataúdes. Pero, coño, ¡es que el título tiene dos partes! No me explico qué extraña metafísica buscan los que interpretan el título como el “ataúd de los pretextos”, o si es que en lugar de buscar a Michael Jackson con encefalograma plano (y además con el corazón en huelga, que no quiero confusiones) lo que buscan son los pretextos para no ver al muerto. Entonces sí les voy la mar de bien: ¿qué mejor pretexto para no ver un cadáver que no haberlo encontrado en la central de ataúdes? Metafísico sí debe de ser el que entra, más que buscando, proclamando una máxima de las que tienen ‘peso’: “sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto”. Pues sí, amigo filósofo. Y sólo los que cargan con el Cajón saben cómo puedo resultar yo de pesada. Estamos casi de acuerdo…

Bueno, pues resulta que además proliferan los que buscan “pretextos” (entiéndase que no pre-textos, tan pre-literario que podría quedar…). De ésos los hay a cientos. Que preguntan qué significa “pretexto” y vienen al Cajón para ver si yo tengo una solución mejor que la que ofrecen los diccionarios. Di que sí, abajo con la Academia de la Lengua. Arriba las blogger-definiciones. Hay el que llega buscando “pretextos sensillos” (sic). Sin más. Debe buscar uno que le sirva para todo. A lo “es que mi tía está en el hospital” o “me dio un dolor en el costado”. Más ‘sensillo’ sería, sin duda, decir “me olvidé” pero, igual que en los otros casos, tiene el riesgo de que si lo repites acaben por no creerte o, aún peor, que te acaben por diagnosticar un Alzhéimer precoz y fulminante.

Otro que no explica gran cosa de su objetivo final es el que entra diciendo sin pretextos has”. Apreciado buscador, si te han dicho eso quiere decir que ya has ‘quemado’ la posibilidad del buscador anterior, y has dicho tantos ‘pretextos sensillos’ que han dejado de colar, o te has repetido tanto que te han calado. No es demasiado preocupante: la humanidad se pasa la vida diciéndole cosas parecidas a sus gobernantes y, ya ves, ni les suspenden, ni les abandonan, ni les bajan el sueldo, ni nada de nada. Eso sí, si el mensaje se lo diriges tú a Google, y le amenazas para que no te repita eso de “no se han encontrado resultados para su búsqueda”, apreciado buscador, te invito a que cambies tu búsqueda por “psiquiátricos más próximos a la dirección ________”. Cabe la posibilidad de que incluso en ese caso Google se te resista. En ese caso, amigo, no desesperes: ¡yo misma le diré al programa que haga tu búsqueda sin más pretextos! ¡Las cosas que son urgentes es que corren prisa! Además, mientras andes ingresado en un psiquiátrico, tienes un pretexto fantástico para cualquier evitación que pretendas, y te libras de los deberes durante meses por lo menos.

El buscador de pretextos que me cae como un tiro es el que los busca para cortar con la novia. Tal cual. Manda narices. Como si no tuviera bastante con los buscadores de muertos, con los vagos que quieren que Google le haga los deberes y con los obsesos del escote de Pilar Rahola. ¡Encima me tienen que visitar los que quieren excusas para dejar a su chica! Pues mira, rico, lo mejor que puedes hacer es decirle a esa pobre incauta que has hecho esa búsqueda, y ella misma será la que salga corriendo en dirección contraria. Menudo caradura. Espero que al menos la hiciera sentir lo menos mal posible. Aunque fuera con el socorrido “no sos vos, soy yo”. Ex novia del buscador de pretextos: ese chico no te merecía, tú necesitas a alguien mucho mejor. Ah, y ¡espero que le pusieras los cuernos! Ahí queda dicho.

Me cae bastante mejor que ese cafre, aunque también dudo de su salud mental, el que entra buscando “textos pretextos de la celula”. Vamos a ver. La célula ya sabes que es una cosita chiquiiiiiita que tenemos dentro, ¿no? Tan chiquita que no le cabe una boca. Entonces, sabrás que no es habitual que una célula vaya poniendo pretextos por el mundo. ¿Esperas que te diga que no se reproduce porque no le ponen las compañeras? ¿Que no fabrica ADN porque sus condiciones laborales la tienen frita? ¿Que está hasta las narices –nunca mejor dicho− de estar en tu pie, y que tiene ganas de mudarse? Vamos a ver, si a ti tus células te ponen pretextos para trabajar poco o mal, si te cuentan excusas o sus problemas, en fin, no sé cómo decírtelo, pero no te iría mal hacerle una visita a ese compañero anterior del psiquiátrico. Pero si te hablan todas tus células (bueno, eso sería mantener millones de conversaciones; dejémoslo en unos cientos, o unas decenas nada más), y cada una lo hace en un idioma y aprovechas para ser un excelente políglota en plena inmersión lingüística, pues mira, oye, hay quien aprende idiomas de formas casi igual de raras y con menos éxito. Aprovecha, pero ¡vuelve y nos lo cuentas! Y si tus células se te quejan y, por ejemplo, el domingo por la mañana tienes un mensaje de una célula hepática que te dice: "cómo le diste anoche a los cubatas, colega; hoy me toca hacer mogollón de horas extras por tus desfases nocturnos!”, hazle caso y la próxima vez pregunta antes de atacar con nuevas bebidas. Si en lugar de cubatas se refieren a setas de colorines, hazme caso y déjalas urgentemente.

Al de las excusas de las células (angelito), ese cerebro digital que es Google sí debería ponerle unas cuantas excusas por haberlo remitido a mi entrada de Despedida de un rebelde. Para quien no la haya leído, trata de un soldado que, tras comprobar que no podía cambiar de oficio, decide largarse en busca de un mundo distinto, aunque le suponga la muerte. A medio camino se ‘descubre’ (o eso se pretendía) que el soldado es un glóbulo blanco y, claro, no puede enrojecerse o enplaquetarse así como así. En resumidas cuentas, es un tipo de célula (o casi) a la que le ponen ‘excusas’ para no aceptarle su solicitud de traslado (aviso para el buscador de antes: era sólo y estrictamente ficción). Y a ese mismo post es donde han ido a parar un montón –pero un montón− de buscadores más o menos cómodos que querían encontrar “textos de despedida”. Qué queréis que os diga, a mí me suena casi casi como el que buscaba pretextos para cortar con la novia. Sin saber de qué era la despedida, por qué, ni de quién, tiendo a desconfiar. Sí, puede que haya leído demasiadas veces la sección de política del diario, pero uno cuando se despide, más vale que diga muy claritas las cosas. O eso es lo que pienso yo. No busca textos de otros para despedirse como se despiden otros que lo sienten de veras. Vamos, que seguimos entre los caraduras y los chalados más o menos en empate…

Otra entrada que ha generado numerosas búsquedas con el Cajón como resultado es la de los maravillosos graffitis de Bansky (para los que no la hayáis visto, de verdad que os la recomiendo mucho, porque es único sintetizando cosas que funcionan mal del mundo). Y yo contenta con esas búsquedas, claro, porque Bansky se aproxima mucho al espíritu de este blog. Bueno, vamos a decirlo con propiedad: a mí me interesa mucho el espíritu de Bansky, y me encanta que vengan aquí sus buscadores. Pero pasa que la cosa empieza a escamarme ya cuando al genérico más generoso se oponen las peticiones más concretas, tipo graffitis del de oz” (oye, que nadie piense mal: hay a quien le falta vitamina C, pues igual hay a quien le falta la palabra ‘mago’, lo que en términos médicos debe de ser ‘magopenia aguda congénita idiopática’), o el sin igual graffitis de payasos con una bola 8”. Quiero creer que ese alguien último ha visto previamente un graffiti con esas características, porque si no… vamos, que no creo que espere que en ningún blog le digan “voy corriendo a pintarte el graffiti: ¿en la pared de tu edificio o es para regalar?; el payaso, ¿lo quieres a lo arlequín de gorro-cono o más bien a lo payasos de la tele? La bola, ¿ha de ser tipo de billar o más bien a lo Bola de Dragón?”. Qué rara es la gente, oye. Pero más raros y más particulares son los que entran preguntando (o exigiendo, que hay de todo): “graffitis del nombre de Susana” (que haberlo haílo, pero hay muuuchos otros nombres que no cito por no repetirme, pero algunos de ellos tienen delito). Y de éstos, el que se lleva la palma es… tatatachaaaan (aplausos, focos, the winner is…): “
graffitis q digan lina con corazones “. Qué decir de esa tal Lina, romántica, a la par que admiradora profunda de ese arte alternativo urbano que es el graffiti, al que Google interpreta aunque escriba en código sms-ahorrador (lo que en términos médicos sería 'que-penia recombinante con pastapenia preventiva'). No podríamos encontrar mejor ejemplo para simbolizar a esta humanidad moderna tan inquieta que, además, es inconformista y ante la extensión plana y sin gracia de las paredes, propone como alternativa la redondez de las aurículas cardiacas. Ante el blanco poluto de las tapias urbanas, ella propone el rojo rompedor de los corazoncitos. O sea, es un personaje comunista (rojo), concienciado (todo revolucionario lo es, se supone), como veíamos, con poco dinero –es clase obrera, porque lo de que los bancos atraviesan un mal momento uno no debe de tomárselo del todo en serio− y, si me apuran, en ese nombre puede haber escondido un mensaje más elevado, el de LIbertad NAcional (o para los NArigudos o para los adictos al sodio, pero queda algo más simplista, la verdad). En definitiva, un prodigio. Sacamos la alfombra roja –roja, observen el detalle− para el paso de ese personaje por el Cajón. Y si hay algún creativo en la sala y quiere dibujarle a ese símbolo andante sus corazones revolucionarios, que avise.

Os dejo con esta reflexión sobre la humanidad. Próximamente os seguiré contando en una tercera parte…

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8 comentarios:

Stalker dijo...

Querida Susana:

ya sé cómo me siento, como un caracol recorriendo el sinuoso tapiz de tu escritura. A veces me paro en una colina y otras desciendo a un valle. Siempre encuentro agua fresca y alimento. Gracias.

mariajesusparadela dijo...

Me has alegrado la mañana, encontrando un maravilloso humor en cosas tan prosaicas como Excusas para dejar a la novia...

Me has hecho sonreir y reir a carcajadas. He ido de uno a otro con verdadera fruición. Gracias Susana.

Juan Navarro dijo...

Y digo yo: ¿No podrías elaborar un manual de pre-textos a fin de tener pretextos para no inundar tu cajón, ni nungún otro, de comentarios falsamente laudatorios, excusas, vanalidades, publicidades propias, etc, etc, etc....? ¿O es que en esto también nos engaña Google? No prometo reírme, pero me reiré, seguro, hasta las lágrimas, como en esta entrada.
Un beso, (si me deja el temblor de la risa)

Ciberculturalia dijo...

Yo también lo he pasado estupendamente con tu entrada y recorriendo contigo las numerosas referencias que propones.
Enhorabuena por tu inteligente entrada
Un beso
Carmen

Eastriver dijo...

Cómo me he reído... Impagables los pretextos sensillos, los textos pretextos de la célula (lo mejor tus comentarios),los graffitis de payasos con una bola 8 y los graffitis que digan lina con corazones (este último un cielo, no me digas que no). Vivir para ver, en este mucho inmundo pero anchísimo que google a su manera, con más errores que aciertos, hace un poco más pequeño.

Kanela dijo...

Paso de emocionarme con el texto anterior tan bonito y me da un ataque de risa repetitivo en este. Me encanta que seas tan versatil y que sigas dandonos este sentido del humor que ya se ha vuelto imprescindible y que arranca carcajadas hasta en un domingo noche que ya es decir. Besos y gracias.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Ay, ay, tu sentido del humor (que es el que nos salva de los otros cinco). Susú, es casi un texto surrealista, un texto dadá. ¡Y además le pega a Rahola, así como al pasar pero de modo fulminante?

¿No es verdad que estamos acompañados estupendamente por buscadores que jamás conoceremos o que quizá conozcamos pero jamás sabremos que son los autores de estas búsquedas?

Podríamos saberlo, pero no nos interesa. Solo les agradecemos que aterricen en casa, como en una pista equivocada, como en otro país.

Es que nuestras casas son otros países, de verdad.

Te abrazo muy fuerte.

Leonardo dijo...

los pretextos 'sensillos', ¡es preocupante que a la gente se le acabe la imaginación para inventar pretextos! Ya todo lo quiere uno hecho y empacado. ¿Sabes que en Francia hay sitios internet consagrados a encontrar pretextos, excusas, disculpas, a los que no quieren ir a trabajar, a los cónyuges infieles, etc., etc.? Y se gana dinero con ello!
Quedo esperando la siguiente y divertida crónica...