Cosas para las que no da mi coco (IV)

.


Intentaba hace muchos años escribir algo a medio camino entre ciencia-ficción y literatura (ejem) fantástica. A medio camino sobre todo porque jamás entendí bien la diferencia, ni me acaba de importar tampoco.

Empecé, en mi línea, con una descripción del mundo del personaje. Y en breve me quedé atascada con una sola de sus paredes. Literalmente. Imaginé cómo su pared era un regalo lleno de naturaleza: imagen viva, sonido, movimiento. Tan natural me parecía que tantos años después sigo sin entender que aún no se haya inventado.

Se trataría de grandísimas pantallas en que se reproduciría permanentemente un paisaje elegido: sus noches y sus días, sus atardeceres, su fauna rara, sus días de viento o de lluvia. Vivimos tan rodeados de cemento, en espacios cada vez más pequeños y locos: una ventana (gigante) a la hermosura. Quizás alguien pudiera imaginar un mar o incluso una plaza agradable de una ciudad. Habría quien elegiría rodearse siempre de verano (trópico, por ejemplo) o del sosiego de un desierto.

Con el tiempo, seguro que llegaría el momento de vivir en una pantalla de 360 grados. Una Géode mágica, con su cielo abierto a las nubes o a las estrellas. Quizás alguien inventara pequeños ventiladores con que emular los diferentes grados de viento y que se insertaran, completamente disimulados, entre las ramas de los árboles o las masas informes de las dunas. Quizás hubiera resistencias eléctricas en nuestros techos para poder tomar el calor del sol.

Nos alejamos cada vez más de la naturaleza. Es tremendo, terrorífico y lamentable. Pero es un hecho. Que alguien, por favor, invente algo similar para poder calmar parcialmente nuestra sed de ecosistema.
.

11 comentarios:

Bashevis dijo...

Probablemente no en esa dirección, no mostrando o buscando saciar una sed de ecosistema… o si, quien sabe. Una sed saciaba, eso sin duda. Tientos de erótica celeste.

El Expanded Cinema en la pared de uno. En su salón, haciendo de techos y suelos una ventana a…

Además te aproximas a Val del Omar más aun, y quieres resistencias eléctricas, ventiladores, etc. Quieres ayudarle a dar fuego a las paredes de la sala. El hablaba del PLAT (Picto-Luminica-Audio-Tactil). La táctil-visión. El hacia ciencia-visión, te escribiría en la cara sin dudarlo.

Juntos lo habéis inventado.

Puede que ya lo conozcas. Puede que sea familiar tuyo. De todos modos, mi deber es señalarlo:

http://www.valdelomar.com

Siempre reconforta un paseo por tan rico mundo. Más aun si la pagina web esta tan bien hecha como esa.

SaLuz Susu

Eastriver dijo...

¡Qué gran idea! La gran ventana al mundo soñado, a la necesidad puntual del alma. Lástima que no dejaría de ser un Imax en casa. Puro artificio. Pero claro, no seré precisamente yo quien vaya a quejarse del artificio. Vivimos rodeados de artificio. La literatura lo es. El arte. El cine. La música enlatada. Pero ese artificio nos acerca a lo que necesitamos internamente. Por eso, bienvenida la pantalla gigante, el Imax de las galerías del alma.
Estoy tan de acuerdo con lo que dices de la naturaleza. ¿Tú también sientes la llamada de la naturaleza? Como La llamada del bosque, la novelita, ¿recuerdas? Yo sí, la siento, aunque soy tan urbano que hoy por hoy no funcionaría. Pero la naturaleza me atrae fuerte, desde siempre, pero ahora más.
Hace años fui al campo y tuve un shok. Recordé que hacía meses que no salía de la urbe, tan cómodo me siento en ella. Pero el contacto de golpe con el viento, las nubes, la tierra, los árboles, los aromas, me dejó k.o. un buen rato. Me quedé en un rincón y casi tuve una epxeriencia mística (dije casi...). Besos

guille dijo...

esta inventado susana.

hace años vi la casa que se construyó bil gates junto a un lado.

una de las paredes era una pantalla de alta definicion y podia poner en ella desde un bosque, hasta una playa, pasando por cualquier paisaje que se pueda filmar.

naturaleza en movimiento.

Se cambiaba de paisaje con un mando a distancia.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Susú, sabés que soy un animal urbano, pero sedienta de otras bestias (de cuatro patas) y de vegetación (porque el balcón no alcanza). La recomendación de Bash es preciosa. El shock de Ramón, también. Y la respuesta de Sin Reglas, tan acertada "Está inventada, Susú". ¿Pero será un Imax lo que necesitamos? Cerremos los ojos como cuando meditamos y pintémonos árboles por dentro y volquemos un mar en nuestra modesta anatomía. No quiero playas artificiales como las que se han construido los japoneses. Prefiero las mentales si no puedo tener la de arena que me acaricia el pie, bajo el cielo desnudo de todo artificio.

Un beso inmenso con brisa de bosque.

Tu pajarito chino.

Anónimo dijo...

He fantasiado muchas veces con lo que quisiera ver desde la ventana, en mi jardín ideal: una vaca que de leche, gallinas que pongan huevos,perros, gatos, árboles de mil colores y una jirafa que pasee su distinción mannequin, esa que no se compra en Armani.

Pero al igual que Mariel, necesitaría que ese jardín estuviese enclavado en mi ciudad pues no nací para otro sitio.

Recuerdo que mi papá que era ingeniero civil, cuando nos llevó a las Torres Gemelas dijo: quien diga que esto no es naturaleza se equivoca, es bella naturaleza humana.

Con esta referencia familiar quiero decir que no me espantan los rascacielos ni el cemento: los amo. El asunto sería conciliar lo mejor que el sueño humano pueda soñar y lo que estaba antes, puro y virgen, antes de ese sueño.
Ignoro la fórmula.

Anónimo dijo...

Fantaseado, no fantasiado.

Uff.

Cosas para las que no da mi coco, nena.

Jordi Pascual Morant dijo...

La naturaleza es a la literatura como la ciudad es a la ficción.
En algún momento de mis reflexiones sobre el arte decidí pensar que el arte, como dice Ramón, es un engaño, todo depende de la maestría y habilidad que tenga el artista para hacérnoslo creer y despertar las emociones que laten en nuestro interior.
Pero claro, si observáramos con un microscopio cada elemento de la naturaleza, ésta se nos presentaría totalmente diferente a la imagen que el cerebro nos tiene familiarizados.
Me gustaría conocer la opinión de una persona ciega al respecto. ¿Serían sus oídos el artificio del engaño?
En un kilómetro cuadrado de naturaleza hay infinidad de vida que intuimos, no es así en el mismo espacio urbano, el artificio es el elemento predominante. La diferencia es que la naturaleza nos es dada, mientras que la ciudad es creación nuestra.
Somos lo que somos, limitadísimos si nos comparamos con la naturaleza. Entre otras cosas porque nosotros pensamos y nos creemos la ficción, ÉLLA no se piensa. Pero bienvenida la ficción si nos hace ser más felices, y como dijo el papá de emeygriega: un edificio puede ser bella naturaleza humana.

Mirar a través del microscopio tus textos es descubrir otra naturaleza. Gracias.

Stalker dijo...

Me impacta tu entrada. Como seres desentrañados que somos, anhelamos volver de la naturaleza, que nos cobijaba con sus intemperies y depredaciones. Sed también, de recuperar la animalidad.

Hay que abolir el mundo circundante, la insoportable sociedad en que todos somos esclavos para el beneficio de unos cuantos (esclavos también al fin).

En la máxima desesperación, desear ser un árbol.

Cada día tengo menos ideas. Abrazos, Susú...

Portinari dijo...

Me como la naturaleza con mi existencia. Siempre admiré, quizás paradójicamente, a los nativos norteamericanos, para quienes cada confín de la naturaleza era un dios; en todas las culturas antiguas, casi todas, aparecen este tipo de rasgos, en los que se divinizan las cosas naturales; sin embargo, siempre me pareció especialmente traqnuilizador a la par que excéntrico -en el sentido de que se sale de ese círculo de normalidades al ser, cada minúscula partícula incluso, una divinidad- ese pensamiento de estos nativos, casi ya extintos, en particular.

Millás escribió en una ocasión en el País que somos casi como un moco adherido a la superficie planetaria, en relación a una fotografía sobre la que debía escribir en la que figuraba un hombre, de complexión más bien blanda, aferrado de espaldas a una roca al lado d euan catarata; tal espectáculo, cierto, era digno de una mención negativa. Ya no somos parte, si quiera, del ecosistema que nos parió -con perdón de la expresión.-

Por otra parte, me atrevo a soñar con esa pantalla de la que hablas, que nos transporta a otros lugares deseados, y quizás nunca vistos por nuestros ojos, en el momento en que quisieramos. Eso sí, siempre dentro de la ficción, lo que le quita ese gusto espontáneo y natural que tiene la vida. Pero es un sueño, al fin y al cabo.

Un saludo, Susú (espero que no t eimporte que yo también te llame así, es que me gusta como suena: Susú ;) )

Xavi Giménez dijo...

Sería bonita una pantalla así. Aunque sólo bonita. Perdería la emoción de convivir con la naturaleza, de no poder controlarla, de no poder parar la lluvia a voluntad, de no poder elegir la temperatura
del sol o de no poder decidir a qué hora se pone y sale,... sería bonito pero perdería la emoción de saber acoplarte a la naturaleza y de saber convivir con sus caprichos. Aunque sería un gran sucedanio para aquellos que no tiene la oportunidad de sentir la naturaleza.
¿Habéis abrazado alguna vez a un arbol?
XaviG

guille dijo...

ultimamente mi coco no da (I, II, III, IV y hasta V) para vivir con tu ausencia.

igual te han regalado una pared llena de naturaleza, has elegido el paisaje que prefieres y andas paseando por alli.

igual te has escapado a sousse.

pero debes saber que te debes a tus fans, y no puedes dejarlos huerfanos de tu presencia.

¡¡se siente!! eso ocurre por escribir tan bien.