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Y así fue cómo, inesperadamente, una noche fui rebasada por el abrazo de las letras, por la disciplina poética que me ha de acercar a la felicidad. Fui bruscamente atravesada por el regalo de Rosa y, creedme, nunca supe de ninguna feria del libro mayor que la que ella trajo a mi bandeja.
(Gracias: por tu magnífico regalo, por querer compartir tu pasión por las letras y por pasearte por este Cajón).
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Y Rosa reconoce en una ese amor compartido. Como un oscuro signo de pertenencia a una sociedad secreta; como el olor recóndito de los perros forman mapas indescifrables en que se reparten los territorios. Éste es el territorio-literatura, en el que habitamos y en el que nos hacemos compañía. Rosa llega y con su regalo dice “reconozco tu amor, te sé ser abrazante de letras, te dono el símbolo del que ha sido alcanzado y del que fue sacudido alguna vez por las palabras, y en alguna ocasión una frase o un poema se le ensambló en su sangre, como peculiar antígeno de grupo plasmático. Te regalo el abrazo del arte literario, y en él encuentra el terreno donde revolcarte, jugar con su tinta, brincar en sus espacios blancos o acariciar sus acentos.”
Una noche, Rosa se cuela en una bandeja de entrada habitualmente abarrotada de mensajes colectivos o impersonales, para traer un regalo. En el envoltorio se avisa que es un cartel promocional (el de la Feria del Libro de Madrid), pero lo trae porque es así de bonito…
Es bonito porque hay letras. Porque hay amor. Porque en su abrazo hay una entrega de años de desenvolver al otro, de detectarlo de entre sí mismo, para elaborar el flechazo. Hay párrafos que se clavaron con habilidad de dardo. Hay la mirada risueña del descubrimiento. Hay la certeza de la irrevocable fusión, de lo que configura en la persona aquella transformación que la hace nueva, distinta y aprehendida ya para siempre. Y es bonito; más, porque es el regalo de Rosa.
Es bonito porque hay letras. Porque hay amor. Porque en su abrazo hay una entrega de años de desenvolver al otro, de detectarlo de entre sí mismo, para elaborar el flechazo. Hay párrafos que se clavaron con habilidad de dardo. Hay la mirada risueña del descubrimiento. Hay la certeza de la irrevocable fusión, de lo que configura en la persona aquella transformación que la hace nueva, distinta y aprehendida ya para siempre. Y es bonito; más, porque es el regalo de Rosa.
Y Rosa reconoce en una ese amor compartido. Como un oscuro signo de pertenencia a una sociedad secreta; como el olor recóndito de los perros forman mapas indescifrables en que se reparten los territorios. Éste es el territorio-literatura, en el que habitamos y en el que nos hacemos compañía. Rosa llega y con su regalo dice “reconozco tu amor, te sé ser abrazante de letras, te dono el símbolo del que ha sido alcanzado y del que fue sacudido alguna vez por las palabras, y en alguna ocasión una frase o un poema se le ensambló en su sangre, como peculiar antígeno de grupo plasmático. Te regalo el abrazo del arte literario, y en él encuentra el terreno donde revolcarte, jugar con su tinta, brincar en sus espacios blancos o acariciar sus acentos.”
Sospecho que, entre las letras ilegibles que rodean el abrazo, reposa Neruda. Y con el poeta, su orden estricta de no dejar jamás de buscar la felicidad, la rotunda prohibición de no hacer realidad los sueños. Neruda impone severamente la alegría.
Y así fue cómo, inesperadamente, una noche fui rebasada por el abrazo de las letras, por la disciplina poética que me ha de acercar a la felicidad. Fui bruscamente atravesada por el regalo de Rosa y, creedme, nunca supe de ninguna feria del libro mayor que la que ella trajo a mi bandeja.
(Gracias: por tu magnífico regalo, por querer compartir tu pasión por las letras y por pasearte por este Cajón).
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12 comentarios:
¿No hay rosas sin espinas ni amor que no lo porten los erizos? ¿Como el amor de Cernuda? ¿Inventado por los hombres cuando sintieron frío? ¿Y por qué no cuando tienes calor y puedes regalar un poco? ¿O cuando lo señala la risa, como en Neruda? ¿Amor y dolor siempre? ¿O amor y dolor, a veces, y amor y risas, casi siempre?
Un beso.
Que bonito! El texto tuyo y el poema de Neruda, que siempre me encanta.Un regalo que te va muy bien. Lista esa Rosa!
Besos.
Aquí me quedé, contigo, compartiendo el regalo.
Me apunto (y me apunto a... si es que no estaba apuntado de antemano) lo de pertenencia a una sociedad secreta. Podemos inventar un saludo como el saludo masónico, que se dan la mano de forma que el pulgar se pose sobre el nudillo del índice (sabes que soy muy peliculero y me gustaron siempre las sociedades secretas). Qué bonito el cartel y que impecable tu texto. Y terminar con el poema del gran Cernuda, tan bonito, que viene tanto a cuento y musicado e interpretado con tanto acierto. Somos un poco erizos...
Me ha pasado como a María Jesús, me he quedado aquí contigo, enganchada con tu precioso texto, y compartiendo también el regalo
Un beso
El regalo es tu escrito
Y la canción/poema es preciosa (siempre aprendo algo en tu "cajón")
Un beso
(nota: parece interesante esa sociedad secreta, id informando porfa)
Esos son regalos, no los que se compran en Zara.
Vengo a este lugar y me gusta.
Precioso el regalo, precioso tu texto. Te leeré despacio y poco a poco, como los tragos que se dan a un buen vino.
Un saludo.
Te he seguido leyendo y aún me queda, pero me gusta, me gusta. Me río a carcajadas en ocasiones (singles). ¡Qué ironía más divina, Susana! Poco a poco, como un buen vino, ya te dije.
Sé que lo sabes, pero para quien acuda aquí lo coloco:
Uníos, si os apetece, a esta iniciativa y pasadlo: EL DÍA 13 DE DICIEMBRE ANTONIO MACHADO RECITA Y HABLA EN LA RED. Copia en tu blog el día 13 de diciembre un poema o un texto de Antonio Machado, o escribe sobre él. ¡Consigamos una jornada machadiana vírica!
Un abrazo muy fuerte.
Hola,
No se como he llegado a ti, creo que a través de Paco Gómez. Me lo he pasado en grande lleyéndote y escuchando tus músicas. Sobretodo un hallazgo: Silvia Pérez Cruz. Te mando también mi aliento.
Berta
Qué bonito regalo el de Rosa. Qué bonito también compartir. Qué bonito que lleguen nuevos vecinos al barrio.
Agradezco en especial a Isabel y a esa casi anónima Berta que quisieran deslizarse por este cajón-tobogán sin saber gran cosa de él.
Berta, me alegra (mucho) que te haya gustado Sílvia. Con su grupo Las Migas sacará en breve su primer disco, y sospecho que entonces esos conciertos mínimos, íntimos, de oírle la respiración, de palparle el aliento, desaparecerán. Porque ellas son grandes, y cuando salgan al mundo, los espacios se les quedarán estrechos. Si tienes oportunidad de verla/s en directo antes de que les asalte definitivamente el éxito, te lo recomiendo vehementemente.
Isabel, volveré por tu casa un día cercano, cuando el entendimiento se me haya dispuesto de nuevo sobre los hombros, y no viva tanto a trompicones de entraña y endodermo. Gracias por tu perseverancia en este rincón.
A los demás, que de una forma u otra llenáis mis días de alguna suerte de regalos, sabed sólo que os echo de menos, y que practico la telepatía con empeño, para que allí donde no llegue el tiempo o la circunstancia, alcance la intuición.
Pronto, seguro, os leo con los instrumentos que me presten los nervios ópticos, las sinapsis -tirando a grises- y, sobre todo, las aurículas cardiacas, para seguir oxigenándome, reconstruyéndome.
Un buen momento, creo, para dar gracias...
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