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A veces, qué lamentable, pienso que es injusto investigar nuevas voces blogosféricas. Por aquí se estila un maravilloso quid pro quo que admiro, pero que en justicia reconozco que a veces cuesta dioses y ayuda, horas de sueño y algunos otros sacrificios poder corresponder. Mis blogs amigos escriben mucho. Piensan muchísimo. Recomiendan vídeos, películas o autores que hay que rastrear para oír sus verdades. Y saben tanto y lo dicen tan bien, que es difícil resistirse a su entusiasmo, y explorar sus galerías, sus asombros, sus rabias o sus sonrisas. Mis amigos bloggers son grandes como grandes mundos.
Y el tiempo nos somete a un sacrificio inacabable también. Cosas de aquellas que garantizan una supervivencia amable. No impecable, sólo, apenas, vivible. Y llegar a todo y a todos. No descuidar a la Reina, protagonista absoluta del tiempo de ocio que permanezca… Pero tampoco a la madre de la madre de la Reina, de salud más endeble, y previsiblemente de extinción anterior a la propia. Y tampoco a esa segunda familia elegida, de entre todas las posibles, para permanecer en una, a través de los tiempos, que son los grandes amigos. Los amigos-hermanos. A los que quiero, necesito y me tienen, y sin los cuales tendría yo el mismo sentido que una cometa sin aire. Un molino de viento sin aire. Una veleta o un avión de papel. Sin aire no vivo. Son mis pulmones y su oxigenación llega precisa para renovarme la vida. Una y otra vez, pacientemente, obstinados en hacerse imprescindibles.
Luego hay una categoría de amistades ‘imposibles’, inverosímiles y casi impensables, pero que una siente con una fuerza nutricia similar a la de la electricidad, que no vemos pero nos ilumina. Encienden mis focos. Me arropan con su calor cuando hiere duro el invierno. Componen una hoguera que tiende manos y reconstruyen un hogar desde donde se hallen. En la otra punta de Barcelona, en Galicia o en Buenos Aires. Pero, hay que vivirlo para sentir algo así: una se cae, y no le sueltan la mano. Personas especiales que me presentó este mundo tan extrañamente próximo. Cierro los ojos, y son también hermanos. Y sé que sufren por mi sufrimiento, porque el suyo se convierte en uno mío de primer orden.
Y hay alianzas que se construyen por amores en común. Las parejas de mis amigos-hermanos son también mi familia, porque quieren y les facilitan la vida a los que quiero. Luego, puede ser que, felizmente, tenga afinidades de otros tipos. Pero juro que a priori los amo. Amo sus apoyos, amo la sonrisa que se dibuja en el rostro de mi hermano-amigo cuando se le nombra. Amo la felicidad que se intuye en sus miradas soñadoras. Amo que “se disculpen” por mail por no tener tiempo para un encuentro conmigo, porque un amor grande como una atmósfera les rodea y les secuestra de felicidad. Amo también, no podía ser de otra forma, lo que ellos aman.
Amo, y no sé explicarlo mejor, a cuantos les aman. De esos ‘otros’ amigos que cuesta explicar a quien no lo sienta que formen parte de una, me emocionan sus muestras de fidelidad, de seguimiento, de entrega. En multitud de ocasiones siento el instinto de entrar en casas ajenas para agradecer presencias en quien amas. Te sientes incondicional de aquella amistad que ha defendido a alguien que te importe ante un ataque injusto. Y te vuelves intolerante con quien ha funcionado moviéndose hacia el sol que más calienta. Con frecuencia descubro que yo tolero menos su ‘infidelidad’ hacia los afectos que la persona directamente afectada. Y es que ante los “míos” soy leona. Cuanto puedo tener de dulce –que es mucho− puede transmutarse en dureza feroz si hieren a miembros de mi clan afectivo.
Y veo a los amigos de los amigos que quiero en sus casas. Las de ‘verdad’ o las virtuales. Y siento el impulso de visitarlos, de agradecer, de comunicarles ésas y otras afinidades. Pero sale el cerebro que controla los minutos, las horas, los días y las semanas. Sale ese controlador cómplice y desagradable a un tiempo. Y me cuenta que no puedo subdividirme más. Que acabar cuesta arriba a las tantas, sin fuerzas, sin mente, sin haber aparcado los afectos de parte de la Reina o de la desconexión –que a veces es lo mismo que hacerlo de parte de una misma− es injusto para una y otros.
Todo esto viene a que crear un blog colectivo, en el que nuestro aullido, habitualmente de lobos solitarios, pueda ser coral, me parece un gesto importante. Lo he dicho hace poquito: el peor defecto de la izquierda es que hace una terrible oposición, y que tiende a dispersarse. Tener una iniciativa en sentido opuesto, apostando por lo que tenemos en común y no en lo que diferimos, poder hablar libremente, sin someternos a las amenazas de los anunciantes o a las subvenciones, me parece un proyecto importante y valioso, y juro que me gustaría tanto que saliera adelante, y que cada vez nos juntáramos más inconformes, y gritáramos más, e hiciéramos más ruido…
Pero por lo que he dicho antes, por esa otra forma de alcanzar amigos, y amigos de amigos, que exista un blog colectivo también tiene un algo egoísta, y que se parece a estar rodeado por lo más inteligente, amable y encantador del mundo mundial blogosférico. Aunque anda dando sus primeros pasos, aunque éstos son unos días peculiares en que la mayoría (yo incluida) tenemos compromisos familiares o ritmos distintos por lo menos, a pesar de todo, uno entra en Grito de Lobos y se siente rápidamente en casa. Y por eso, como hormiga anfitriona del blog, me permito invitaros a daros un paseo por allí y a participar cuanto queráis. Yo aprovecho para dar las gracias a todos los compañeros de lobo-fatigas por su coraje, y a los dioses por haberme situado entre tantos buenos amigos y adonde empiezan a llegar ya amigos de amigos. Sin ataduras, por fin.
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11 comentarios:
Y más que irán llegando , si cada uno de nosotros hace lo que Isabel y tu acabais de hacer. Quizá sea más efectivo ir diciéndolo cada día uno. O quizá en algún momento tengamos que gritar todos a la vez. El tema es que ya hay seguidores, entradas y comentarios,
¿no es eso, exactamente la vida de un blog? de TU blog, Susana, querida. De NUESTRO blog.
Aplaudo con ganas y con lágrimas de emoción esta entrada tuya. repleta de inteligencia y sentido común.
Te entiendo en tus desvelos y en tu falta de tiempo. Me hermano contigo en ambos. Y digo que es agotador, pero que merece la pena. Ya María Jesús te lo ha dicho: avanzamos. Tu idea ha germinado en todos nosotros.
Un beso muy, muy grande.
Estos días he estado un poco missing, por las fiestas y sus mil compromisos y por otras cosas que sabes. Pero estoy buscando ideas para darles de comer a los lobos en cualquier momento de estos. Y sí, es que falta el tiempo muchas veces. Alcanzamos hasta donde podemos y queda mucho por hacer. Lo que importa es edificar los afectos. Y en ello estamos.
la semilla ha sido esparcida y palantada en la tierra que la verá germinar,y lo hará con vigor y en cuyo tallo se tatuarán las más hermosas palabras
Saludos
Susana, pasé a saludarte y a invitarte a un juego, el último del año o el primero del próximo. Sólo si te apetece y tienes tiempo. Sin compromisos, pero me gustaría que participaras, jeje.
Os deseo mucha suerte con el blog colectivo!! Ya pasaré por él.
Un abrazo
Conchi
Hola susana guapa, espero que pasarais bien el día de navidad y el cumple de la niña, ahora mismo voy a visitar el blog que comentas.Un petó.
Prometo aullar algún día.
Saluti
Días de aullidos, días de hermandad de lobos y lobitos. Hago mío el ronroneo de tu nota. Difícil atender a todos los lobos porque a veces se esconden en bosques desconocidos y el lobo que es uno se torna gatito y teme la umbria de esos árboles tan altos y negros. Pero el lobo y el gato y la tortuga y la zoología (también la marina, también los monstruosos insectos que se levantan un día de la cama transformados en humanos - o así), y todos, digo, todos los bichos y bichines, están ahí, y hacen cuentos de navidad y antinavidad. Nostalgias. Un beso, susana, para tí y para todos a los que cuidas. Supongo que escribir y cuidar es lo relevante. Luego están las chicas bonitas y la música (como decía Vian)pero eso otro viene como dado por la gracia de dios y se encuentra en la calle.
Nos vemos porque no te abandono (aunque a veces no corresponda).
Mua
Susana, como dices, los de izquierdas tienden a dispersarse, son rebeldes incluso con sus mismos camaradas, no se dejan influir y no quieren monarcas ni caudillos. Son libres. Que bonita utopialabra.
El grito unánime no siempre va a ser afinado, lo sabes y tenemos una muestra reciente en nuestros lobos. Pero esa es nuestra fuerza, que podemos pensar por nosotros mismos y sabemos respetar a los que no piensan igual. Porque podemos estar equivocados. Yo, por ejemplo, no suelo gritar y más bien soy un cordero que un lobo, pero me gusta estar al lado de los lobos buenos y hacer juntos el camino con la seguridad de que no me morderán.
un beso, loba.
Celebro el aullido de los lobos y me dejaré caer por allí de vez en cuando, para añadir una nota especialmente estridente ;)
abrazos
Aplaudo tu preámbulo, entrañable y afectuoso, pero ya sabes que debo quedarme en la puerta. Nunca he creído en derribar muros a cabezazos, sino con la inteligencia, ni en voluntarismo, sino en la voluntad inteligente.
Feliz año.
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